Las denuncias por positivos de alcohol y drogas detectados por los agentes de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil y por los de las policías locales aumentaron un 17,4% en la región durante el 2016, de acuerdo a los datos facilitados por las dos jefaturas provinciales de Tráfico extremeñas. De esta forma, si en el 2015 hubo 1.429 cazados al volante tras tomar alcohol o algún estupefaciente, el año pasado fueron 1.678, con una tendencia que fue similar en ambas provincias: en la de Badajoz se pasó de 857 a 1.033 y en la de Cáceres de 572 a 645. Del total de denuncias interpuestas, 1.652 fueron tramitadas por la Guardia Civil y las 26 restantes por policías locales.

Los datos de Tráfico no incluyen el total de controles realizados por lo que no es posible saber si el ejercicio pasado aumentó o no la ratio entre positivos y pruebas efectuadas. En cambio, sí muestra con más detalle las cifras relativas a las campañas de control que se desarrollaron en ambos ejercicios y que revelan un repunte de la proporción tanto en alcoholemias como en drogas.

Durante el ejercicio pasado tuvieron lugar tres periodos específicos en los que se intensificó la lucha contra el consumo de estas sustancias en la conducción. En ellas se realizaron un total de 10.702 controles de alcohol y 375 de estupefacientes (datos de la Agrupación de Tráfico y policías locales en el caso de Cáceres, solo de la primera de ellas en la de Badajoz), mientras que las infracciones detectadas fueron 93 y 46, respectivamente. En el 2015, si bien el número de positivos fue mayor, 101 y 76, también hubo bastantes más controles en el marco de estas campañas (13.680 y 811), con lo que la ratio fue, en ambos casos, superior en el 2016.

Pedro Ignacio Martínez, jefe provincial de Tráfico en Badajoz, considera «muy preocupante» este aumento de los positivos dada su vinculación con la siniestralidad. Conforme a la memoria 2015 del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses (INTCF), el alcohol, las drogas o los psicofármacos, solos o combinados, estuvieron presentes en más del 43% de los conductores fallecidos en accidente de tráfico, y en el 46% de los peatones que murieron atropellados. Martínez explica que, a la par que en los últimos años las campañas de concienciación, el efecto disuasorio de los controles y el rechazo social que genera esta conducta hacían que cada vez fuesen «menos» los conductores pillados por haber ingerido alcohol antes de conducir, el consumo de drogas ha ido al alza.

En 2014, por vez primera en la historia de la DGT se realizaron controles preventivos masivos de drogas. El porcentaje de positivos aquí es sensiblemente superior al alcohol en relación a los test realizados. De las 811 pruebas llevadas a cabo durante las campañas específicas desarrolladas en el 2015 se derivaron 76 denuncias, con lo que la tasa fue del 9,3%. En 2016 las cifras fueron 375 y 46, respectivamente, con lo que la proporción ascendió al 12,2%.

En el caso de la provincia de Badajoz, hubo 68 denuncias formuladas por consumo de drogas en estos dos años, con detección de sustancias en 89 ocasiones (un mismo conductor puede haber tomado varias a la vez). La que se encontró con mayor frecuencia fue el cannabis (52 veces), por encima de la cocaína (en 21 ocasiones); anfetaminas (en 6); y los opioides y la metanfetamina (ambas con cinco registros).

En cuanto a las pruebas de alcoholemia pueden realizarse en PVA (Punto de Verificación de Alcoholemia), tras cometer una infracción, sufrir un accidente o por presentar síntomas de su ingesta. En los dos últimos años la proporción de positivos no superó el 1% durante los controles de campaña, el objetivo establecido por la Estrategia de Seguridad Vial 2011-2020 para los controles preventivos aleatorios. «Lo que viene a decir la estadística es que el consumo de alcohol al volante ha disminuido y está siendo sustituido por el de drogas», indica Martínez, si bien, incide, hay que mantener la «presión» para controlar tanto uno como otro.