Ya ha pasado lo peor en lo que a incendios forestales se refiere. Así, el Comité Asesor del Plan Territorial de Protección Civil de Extremadura (Platercaex) decidió desactivar ayer el máximo nivel de emergencia antiincendios, que permanecía activado desde principios de este mes de agosto.

En este sentido, la Junta de Extremadura explicó que esta decisión se debe a que se mantienen controlados todos los frentes del fuego y las actuales condiciones meteorológicas son "las normales para esta época del año".

BAJA LA MINIMA

Y es que aunque las temperaturas máximas vuelven a ser elevadas y rondar los cuarenta grados en la comunidad, las mínimas han descendido sensiblemente, lo que aumenta los niveles de humedad y refresca el ambiente por la noche.

Aún así, y como ocurre cada año, se mantendrá activo el plan de lucha contra incendios, el Plan Infoex, cuyos efectivos continúan trabajando en las zonas afectadas por los últimos focos para tratar de refrescar los perímetros quemados y evitar que el fuego se pueda reproducir en estos primeros días.

La consejera de Presidencia, Casilda Gutiérrez, presidió la reunión del Comité Asesor del Platercaex, en la que también participaron el consejero de Desarrollo Rural, Francisco Javier López Iniesta, y la delegada del Gobierno en funciones, Rosario Habela. Todos ellos coincidieron en destacar "la buena coordinación y el trabajo desarrollado por todas las administraciones implicadas" durante la crisis que ha padecido la región en estos primeros veinte días de agosto.

De hecho, según los datos facilitados ayer por el Gobierno regional, entre el 1 y el 19 de agosto el Centro de Urgencias y Emergencias 112 recibió un total de 60.000 llamadas y gestionó 7.302 actuaciones, de las que 2.686 estaban relacionadas con avisos por incendios.

TRANQUILIDAD

Afortunadamente, el volumen de llamadas ha descendido de forma considerable durante los últimos cuatro días, añade la Junta.

En lo que va de mes, especialmente entre la noche del 31 de julio y la del 17 de agosto, el fuego ha arrasado unas 30.000 hectáreas en Extremadura, según las primeras estimaciones de la Consejería de Desarrollo Rural. Esto supone que se ha quemado el mismo suelo que a lo largo de los cuatro años anteriores, y no se registraba una catástrofe similar desde que en 1991 ardieron más de 40.000 hectáreas.