Los extremeños comienzan a ahorrar agua aunque sigue aumentando el número de litros perdidos por los problemas en las redes de abastecimiento. Esas son algunas de las claves que pueden extraerse de la Encuesta sobre el suministro y tratamiento del agua, publicada ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE) y en la que se pone de manifiesto un cambio de tendencia en los hábitos de consumo que también han percibido ya las empresas distribuidoras.

Por primera vez en los últimos años ha descendido el consumo de agua en la región. Así, durante el 2005 --ejercicio al que se refiere el estudio del INE-- se utilizaron 108.000 millones de litros, una cantidad con la que se podría llenar dos veces un embalse como el de Plasencia sobre el río Jerte y con el que se puede abastecer la ciudad de Cáceres durante cerca de un siglo. A pesar de la magnitud de la cifra, son 7.000 millones de litros ahorrados respecto a los datos del 2004.

Detrás de esta caída en el consumo se encuentran principalmente los ayuntamientos. Los consistorios gastaron en usos municipales un 30% menos de agua que en el año anterior, al usar solo 11.700 millones de litros --6.000 millones menos que en el 2004--.

En este sentido, los grandes consumidores continúan siendo los hogares extremeños, que gastan seis veces más agua que los ayuntamientos. En su caso, el nivel de ahorro ha sido inferior: utilizaron 68.400 millones de litros, algo menos que en el ejercicio anterior. No obstante, esa reducción (de apenas el 2,8%) no ha servido para que los ciudadanos de la comunidad autónoma dejen de estar entre los españoles que más agua emplean en sus quehaceres domésticos. Concretamente, según el INE, cada extremeño usa en su casa 173 litros diarios --cinco litros menos que en el 2004--. Solo andaluces, cántabros, asturianos y catalanes gastan más; en el extremo opuesto están los navarros, con 139 litros por habitante y día.

TENDENCIA CONTRASTADA Esta situación de descenso en el consumo de agua en Extremadura está avalada por las compañías suministradoras. Según indica José Luis Castaño, director técnico del Canal de Isabel II, empresa que abastece a la mayoría de las ciudades y localidades de la provincia de Cáceres, "los hogares cada vez están más concienciados de la necesidad de ahorrar". Castaño apunta que tras las campañas llevadas a cabo para paliar los efectos de la sequía en los últimos años "el consumo ha llegado a descender un 9%" y a pesar de las precipitaciones caídas este año aún se está lejos de alcanzar las cotas de gasto de hace un lustro.

Esta tendencia contrasta con la evolución al alza que se sigue registrando en el apartado de las pérdidas de agua por fugas. Así, las deficiencias en la red de distribución supusieron en el 2005 el despilfarro en Extremadura de más de 31.700 millones de litros sin utilizar. Es decir, se pierde sin uso casi un tercio (29%) del volumen total de agua controlada y distribuida, una cantidad que permitiría llenar los embalses de Gargáligas y Horno Tejero y todavía sobraría algún hectómetro cúbico.

Esos 31.700 millones de litros derrochados significan un nuevo aumento respecto a años anteriores. Concretamente suponen unos 1.400 millones de litros más que en el 2004 y casi el doble de lo que se perdía en el 2000 --17.000 millones de litros--. Esto convierte a Extremadura en una de las comunidades autónomas con más problemas de fugas en su red de abastecimiento, junto a la Comunidad Valenciana y Aragón. Aunque la palma se la llevan las ciudades autonómicas del norte de Africa --Ceuta y Melilla--, que pierden el 75% del agua controlada.

TUBERIAS EN MAL ESTADO La razón fundamental de que tal cantidad de agua no llegue a ser consumida en Extremadura vuelve a ser la mala situación de las redes de tuberías de distribución existentes en la región. Así, según indican desde el Canal de Isabel II, "los valores son muy distintos en función del núcleo urbano afectado, porque mientras en las ciudades se pierde en torno al 10% del agua, en los núcleos rurales puede llegar a ser hasta el 40%". La causa de estas diferencias está "en la mala conservación de las redes de distribución de muchos pueblos, que son muy antiguas y en ocasiones están mal gestionadas", explica José Luis Castaño.

Para subsanar estos problemas, durante el 2005 se invirtieron en Extremadura tres millones de euros para mejoras en los servicios de suministro. Esto supone un esfuerzo económico superior al del 2004, cuando se destinaron a la red de distribución 2,2 millones y prácticamente el triple que al comienzo de la década. En toda España, las empresas de este sector desembolsaron casi 300 millones de euros.