La familia de Manuela Chavero, desaparecida hace más de seis meses en Monesterio (Badajoz), ha solicitado una reunión con la delegada del Gobierno en Extremadura, Cristina Herrera, para saber cómo avanzan las investigaciones mientras que el ánimo de la familia es de "desesperanza".

Así lo ha dicho hoy, en declaraciones a EFE, su cuñado y portavoz de la familia, José Moreno.

Moreno ha señalado que hace ya más de seis meses desapareció Manuela y que, a pesar de todas las batidas de los vecinos y de los esfuerzos de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, "todo sigue igual", es decir, sin ningún resultado.

Ha explicado que ayer la familia pidió la celebración de una reunión con Cristina Herrera, para conocer la situación en detalle y que están a la espera de que de concierte el encuentro.

Ha agradecido el trabajo de la Delegación del Gobierno en Extremadura y de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado tras seis meses de trabajo para dilucidar el caso.

En cuanto al ánimo de la familia y de sus allegados, Moreno ha señalado que es "de desesperanza" a pesar de sus esfuerzos para reencontrarse con ella.

Por su parte, el alcalde, Antonio Garrote, ha subrayado que no hay "nada nuevo" por parte de la investigación policial ni de otros ámbitos.

Ha añadido que "la gente está expectante", máxime en un caso de este tipo.

En estos seis meses se han desarrollado dos batidas: el 15 de octubre, organizada por la Fundación QSD Global Europea, que preside el periodista Paco Lobatón, y el 10 de diciembre, en la que tomaron parte de más de 75 personas.

En la primera, en la que participaron casi 400 personas, se encontró un pelo, un pendiente y una llave.

Los habitantes de Monesterio siguen volcados con la causa desde el "minuto uno", según el portavoz de la familia, que ha recordado que los niños portaron lazos verdes en sus camisetas para recordar a Manuela en la San Silvestre escolar.

Después los vecinos lucieron gorros verdes en la San Silvestre de los mayores y en la cabalgata de Reyes de mañana va a haber "algo significativo", que no sabe lo que es, según ha comentado.

Manuela, de 42 años, estuvo en la noche del 4 de julio con una amiga, la última persona que la vio, y después regresó a su casa.

Nada estaba forzado; sobre su cama estaban los pantalones que había llevado el día anterior, la luz del salón y de la cocina estaban encendidas, al igual que la televisión, y su cartera y su teléfono móvil estaban allí, con una última conexión a las 1.55 de la madrugada del 5 de julio.

Los hijos de Manoli, como era conocida, estaban con su padre en Las Pajanosas cuando desapareció su madre.