Desolación y tristeza han sido los sentimientos más claros que esta tarde se han reflejado en los rostros de los familiares y amigos, que se han trasladado hasta la iglesia El Salvador, de Carbajo, para despedir al alcalde socialista Manuel Bravo y su esposa Amalia Vivas, que fallecieron ayer miércoles por la tarde tras sufrir un trágico accidente de tráfico en la carretera N-521 en el término municipal de Salorino.

Tal y como se esperaba, el templo se quedó pequeño para acoger a las cientos de personas que hoy han querido dar su último adiós al matrimonio, que deja cinco hijos -Raquel, Juan Manuel, Rubén, Jesús y María del Rosario- y que hoy han afrontado el momento más doloroso de sus vidas arropados por un pueblo entero que guarda un gran recuerdo de sus padres. "Ella era estupenda, muy buena mujer y él muy bueno tanto como alcalde como persona", comentó Juana Morgado, una vecina del pueblo instantes antes de entrar a la iglesia.

La ceremonia ha estado presidida por el Obispo de la Diócesis de Coria-Cáceres, Francisco Cerro, quien alabó las cualidades humanas tanto de Manuel Bravo como de su esposa Amalia Vivas y con quienes mantenía una estrecha relación de amistad ya que Cerro casó a María del Rosario, una de las hijas del matrimonio, según confirmaron familiares cercanos.

Para apoyar a la familia también han estado presentes la delegada del Gobierno de Extremadura, Carmen Pereira, que manifestó que aún se desconocen las causas de lo sucedido y lamentó el gran número de accidentes mortales de tráfico acontecidos durante el pasado mes de septiembre y en lo que va de octubre. Finalmente, insistió en el peligro que en sí tienen las carreteras. También han estado presentes el subdelegado del Gobierno en Cáceres, Fernando Solís, el secretario provincial del PSOE, Juan Ramón Ferreira, así como alcaldes de la zona como Agustín Gilete, de Membrío; Claudia Moreno, de Aliseda; Santos Jorna, de Arroyo de la Luz y Juan Garlito, de Santiago de Alcántara, entre otros.

A los sentimientos de dolor también se ha sumado con su presencia el presidente de la Junta, Guillermo Fernández Vara, quien estrechó su relación de amistad con Manuel Bravo cuando éste era presidente de la Casa de Extremadura en Valladolid y Vara consejero de Bienestar Social en Extremadura.