Tres días después del trágico choque entre dos avionetas fumigadoras cerca de Santa Amalia --que se cobró la vida de uno de los pilotos, mientras que el otro resultó herido grave y permanece ingresado en el Hospital Infanta Cristina--, las aeronaves accidentadas continúan en el lugar del suceso. Así ocurre por las características de la zona, un arrozal, cuyo carácter pantanoso impide el acceso de la maquinaria necesaria para retirar los restos de los aparatos siniestrados.

Ante esta situación, los trabajos para evacuar estos desechos, que quedaron desperdigados por la finca conocida como Las Lomas , no solo no han empezado, sino que ni siquiera se sabe cuándo podrán llevarse a cabo. "En realidad, los restos de las avionetas no molestan ni ocasionan más daños de los que ya puedan haber provocado, por lo que tampoco hay demasiada prisa", indica el alcalde de Santa Amalia, Santiago Díaz Nieto.

POSIBLES DAÑOS En cuanto a dichos daños, Díaz apunta que "aún no se sabe si el propietario del arrozal afectado sufrirá pérdidas". Al respecto, anuncia que hoy acudirán a la zona técnicos de la Junta, para determinar si las avionetas pueden haber vertido algún producto perjudicial para el cultivo. Sin embargo, lo más probable, según apuntaron fuentes del Gobierno regional, es que la plantación no presente deterioro alguno.

En todo caso, el alcalde amaliense considera que la extensión de la zona perjudicada, en caso de que se haya producido algún vertido tóxico, "probablemente no alcanzará más de una hectárea, al estar el arrozal escalonado en diversas parcelas". Por contra, Díaz sí muestra su preocupación por los daños que pueden sufrir las fincas colindantes, en el caso de que sea necesario el acceso de maquinaria pesada a la zona donde permanecen las avionetas. "Para sacarlas hay que trasladar allí una grúa, pero no hay ninguna pista cercana donde instalarla", especifica.

RESCATE COMPLICADO Ya el mismo día del accidente, el pasado martes, las condiciones del terreno donde cayeron las avionetas habían dificultado tanto el rescate del piloto herido (un varón de 29 años, natural de Sevilla y que responde a las iniciales M. L. C), como el posterior traslado del fallecido (A. L. J., gaditano de 60 años). De hecho, lo más costoso no fue el rescate del herido, sino alcanzar la zona del siniestro, al encontrarse la parcela de arroz anegada por el agua.

Además, pese a que el herido presentaba múltiples traumatismos, la inestabilidad del terreno hizo necesario bordear parte de la finca, al ser peligroso cruzar el bancal con la camilla, y este tuvo que ser trasladado por una senda de apenas 60 centímetros de ancho. Desde allí pudo ser trasladado en helicóptero al Hospital de Don Benito-Villanueva de la Serena, desde donde el miércoles fue derivado al Infanta Cristina, en Badajoz.