Los consejos son: ajustar el volumen de agua a las necesidades de riego; evitar que los desagües se conviertan en ríos; ahorrar el agua, habilitar infraestructuras de almacenamiento para guardar el agua sobrante; respetar las franjas horarias óptimas para el riego para evitar la evaporación; atajar las pérdidas por sistemas obsoletos y deteriorados, para lo cual es necesario un mantenimiento adecuado y una modernización de las infraestructuras; optimizar la gestión del riego para el máximo aprovechamiento; evitar el arrastre de productos que contaminen las aguas, sobre todo por nitratos, que es una de las causas más frecuentes de contaminación de aguas subterráneas, clausura de pozos y acuíferos; y, finalmente, aprovechar la buena nivelación de los terrenos para optimizar los recursos. El último consejo es mejorar la calidad de los productos.