Políticos, abogados, un químico y hasta un sacerdote. Son personas que trabajan bajo la figura de defensor del pueblo, en sus variadas acepciones según cada comunidad autónoma y a la que Extremadura pondrá cara en los próximos meses, ya que esta entidad pública está contemplada en el nuevo Estatuto. Tres décadas después de la entrada del modelo autonómico, Madrid y Baleares aún no cuentan con esta institución. En la comunidad extremeña los padres del nuevo texto han querido denominarlo Personero del Común, una denominación exclusiva, ya que ningún en ningún otro estatuto se llama así. Los que más se le aproximan en la nomenclatura son el Procurador del Común, encarnado por el abogado Javier Amoedo Conde, en Castilla y León; y el Diputado del Común, en Canarias, en la persona de Manuel Alcaide Alonso. La filosofía y cometidos son los mismos pero bajo epígrafes distintos.

Originales en la denominación también lo son en Aragón, donde esta figura, representada por el doctor en Derecho Fernando García Vicente, se llama Justicia de Aragón; y en Asturias, donde además este defensor de los ciudadanos es defensora, María Antonia Fernández Felgueroso, que bajo el epígrafe de Procuradora General es la única mujer con este cargo en toda España.

Todos los demás están bajo la figura del Defensor del Pueblo de sus respectivas comunidades, con la salvedad de que en el País Vasco se le conoce también como Ararteko (que en la actualidad es el abogado Iñigo Lamarka Iturbe); en Galicia, donde el también abogado Benigno López González es el Valedor do Pobo; y en Cataluña y la Comunidad Valenciana, donde se le denomina Síndic de Greuges (Síndico de Agravios), en las personas de Rafael Ribó --economista-- y Carlos Morerilla Jiménez, respectivamente.

Mención destacada merece también el Defensor del Pueblo de Andalucía, José Chamizo de la Rubia, más defensor si cabe, ya que es el único sacerdote que ostenta esta figura en el país. Además, en Castilla-La Mancha este cargo lo ostenta un químico, José Manuel Martínez Cenzano; y en Murcia, el político José Pablo Ruiz Abellán.

Preámbulos sin literatura

Pero el nuevo Estatuto extremeño no sólo es original a la hora de denominar a esta figura, sino que su Preámbulo tampoco pasa desapercibido. Y es que esa manera de contar la historia de las gentes de Extremadura, llena de retórica épica para contar los "saqueos" y una historia "poco generosa" con un pueblo extremeño "erguido", nada tiene que ver con la forma sencilla con la que las demás comunidades cuentan sus peculiaridades.

Algunos hacen guiños a la cercanía con el continente africano, caso del andaluz, cuya comunidad "constituye un nexo de unión entre Europa y el continente africano", señala; o a su país , como el catalán, que destaca que "Cataluña es un país rico en territorios y gentes, una diversidad que la define y la enriquece desde hace siglos", algo que, por otra parte, mueve los cimientos del Estado.