En noviembre del 2007 se puso en marcha en Extremadura la recogida de sangre de cordón umbilical. A través de una potente campaña de promoción, el mensaje fue calando entre las embarazadas y en el 2011 la región alcanzó su cifra récord cuando se registraron 1.031 donaciones de cordón. Sin embargo, en apenas un lustro esa plusmarca ha quedado lejos. Este tipo de donación ha pasado a un segundo plano y mientras la solidaridad, afortunadamente, no deja de crecer entre los donantes de sangre y de médula ósea, disminuye año tras año entre las mujeres embarazadas.

Así, tras esos 1.031 cordones recogidos en el 2011, se ha pasado a los 463 del año pasado, lo que supone el nivel más bajo de su historia. En menos de un lustro, este gesto altruista se ha reducido más de la mitad y con ello, descienden también las posibilidades de curar a pacientes con leucemia y con otras graves enfermedades hematológicas. Donar el cordón umbilical puede salvar vidas porque la sangre que contiene es rica en células madres o progenitoras, que como las de la médula ósea, son especialistas en la renovación de las células sanguíneas. Por tanto, supone una alternativa al trasplante de médula ósea y a su vez una vía más para poder encontrar un donante compatible con la persona que lo necesita.

«Desde el 2013 hemos experimentado una bajada exponencial de estas donaciones», avisa José María Brull, director del Banco de Sangre y Tejidos de Extremadura. «El problema del cordón umbilical es que cuando arrancó todo el mundo se puso a recoger cordones pero una gran parte de estos no servían y han tenido que tirarse. Eso, al principio, desprestigió mucho este gesto, se hicieron trasplantes que no funcionaron porque realmente no se eligió bien el cordón. Hay gente que pensó que donar no servía para nada», explica Brull. Pero nada más lejos de la realidad.

Lo que ocurre en este proceso es que la calidad tiene que primar por encima de la cantidad y, además, se necesita un volumen mínimo de sangre que no se alcanza en todos los cordones. Y esto es otra limitación. «La cantidad de sangre que se obtiene de un cordón umbilical es mucho menor que la que se obtiene con una donación de médula de un adulto, y si no se alcanza un volumen mínimamente aceptable, que tenemos fijado en 110 mililitros, no sirve», señala Brull.

CALIDAD ES PRIMORDIAL / Tampoco es válido si esa sangre no es rica en células progenitoras. «Si no tiene mucha calidad tampoco vale para un trasplante; ese es el quid de la cuestión». De hecho, se estima que solo el 20% de los cordones donados son aprovechables. «Explicar a una madre que ha donado el cordón que lo hemos tirado a veces es complicado, pero no podemos permitirnos el lujo de tener malas donaciones. Hay que pensar que al final si no lo donas también se tira».

Precisamente porque no es fácil encontrar cordones aptos, es necesario tener más donaciones para hallarlos. «Cuántos más donantes y más sangre de cordón tengamos, más trasplantes podremos hacer». El año pasado, por ejemplo, de las 463 donaciones se pudieron realizar siete trasplantes con la sangre recogida en Extremadura. Y desde que se puso en marcha el programa en noviembre del 2007, la sangre de madres extremeñas se ha empleado en 45 trasplantes. Esto es todo lo que se puede saber, ya que el proceso es totalmente anónimo. Todo se realiza a través del programa Concordia en el que Extremadura participa junto a otras cinco regiones (Aragón, Baleares, Cantabria, Navarra y Cataluña) además de Andorra.

La sangre recogida en las maternidades de los ocho hospitales públicos extremeños es cribada en el Banco de Sangre de Extremadura y remitida posteriormente al Banco de Sangre de Cordón Umbilical de Barcelona, encargado de concluir los análisis e incluir los resultados en el Registro Español de Donantes de Médula Ósea (REDMO), donde se realizan las búsquedas tanto de donantes de médula ósea como de unidades de sangre de cordón a nivel internacional.

Pero este paso no se podría llevar a cabo sin donantes y en su búsqueda juegan un papel fundamental las matronas, el personal sanitario más próximo a una embarazada. «Ellas son las grandes protagonistas de este tipo de donación». En la Asociación para la Donación de Médula Osea en Extremadura (ADMO) lo saben bien y realizan periódicamente charlas y jornadas destinadas a estas profesionales con el único objetivo de concienciar sobre la importancia de esta donación. «Las matronas tienen que ser las primeras que estén concienciadas; aunque no en todas las situaciones se puede recoger un cordón, ellas son las piezas clave, deben tener las manos abiertas siempre porque ahí puede estar la vida de una persona», explica Virtudes Carrasco, la presidenta de ADMO.

REGALAR VIDA / Esta asociación está centrada en la promoción y divulgación de la donación de médula ósea pero también de cordón umbilical, puesto que el objetivo es el mismo. «La sangre del cordón puede ser utilizada para ser trasplantada, de la misma manera y en las mismas indicaciones que la médula ósea y el trasplante de esta sangre de cordón, como el de médula ósea, puede contribuir a la curación de niños y adultos que sufren enfermedades graves, enfermedades de la sangre que ponen en peligro su vida», recuerda.

Y el trasplante de cordón, de hecho, ofrece más ventajas en algunos casos: es más rápido porque la sangre ya está almacenada, no supone riesgos para el donante puesto que ni la madre ni el bebé sufren ningún tipo de agresión durante la donación, y su tolerancia por parte de los enfermos puede ser mayor al ser sangre más rica en células madre proporcionalmente y de mayor inmadurez inmunológica, lo que puede provocar menos rechazo, explica José María Brull.

Aunque también tiene algunos inconvenientes: por la cantidad de sangre que se puede llegar a extraer de un cordón, su trasplante es más factible en el caso de menores que no superan los 40 kilos de peso, aún así, utilizando más de un cordón se pueden cubrir necesidades de los adultos que resulten compatibles.

EL EQUILIBRIO NECESARIO / Por todo ello, tras el bajón de donaciones experimentado desde el 2013, Brull espera que cambie la tendencia y se alcancen una media de 600 donaciones anuales, lo que pondría a Extremadura en la media respecto a otras comunidades. «Estoy seguro de que el equilibrio llegará en unos años».

Entre las causas de este descenso, destaca también las modas cíclicas que envuelven a la medicina. Apunta que en los últimos años, coincidiendo con la bajada de donantes, en los paritorios se han tenido en cuenta estudios que alertaban de que el proceso de recogida de la sangre podría estar perjudicando en algún modo a los lactantes. «Se hablaba de que un camplaje (pinzamiento) precoz del cordón umbilical podría hacer que pasara menos sangre de la madre al bebé, lo que podría provocar en el recién nacido un déficit de hierro en los primeros meses de vida. Se puso de moda hablar de eso y en los paritorios comenzaron a hacer camplajes tardíos que impedían llegar a la cantidad de sangre necesaria para realizar la donación». «Supongo que en unos años llegaremos a un equilibrio y nos estabilizaremos, no hay que hacer un camplaje precoz pero tampoco tardío», dice.

De todas formas, Brull deja claro que en un parto la donación de cordón umbilical siempre es secundaria y «de ninguna forma se perjudica al bebé ni a la madre. Que nadie crea lo contrario».