A Jaime Manzano, la resignación se le escapa a borbotones tras cada palabra. Mira los fardos, de la variedad virginia , ya preparados para entregar y subidos al remolque del coche, con un intenso color dorado y tonalidades pardas en las vetas de la planta, y: "¡Mira qué calidad tiene! ¡Qué tabaco! ¡Y que por eso me vayan a pagar 50 o 60 céntimos el kilo cuando un litro de gasoil cuesta casi un euro´".

Jaime es tabaquero, siempre lo ha sido. Vecino de Barquilla de Pinares --pedanía de Talayuela--, tiene ocho hectáreas y media. "¿Dónde voy a ir yo a estas alturas si nos quitan las ayudas, si nos empujan fuera del sector? ¿A la construcción, que mira cómo está? Si es que no hay nada claro", reflexiona en una pausa a su trabajo.

A punto de llegar al cierre de la campaña, el sector afronta el que puede ser su último punto de partido. Entre mañana y el miércoles los ministros de Agricultura de la UE deciden si reforman o no la OCM del tabaco. También se pronunciará el Parlamento Europeo, que hasta ahora siempre ha respaldado la necesidad de prorrogar el actual sistema de ayudas hasta el 2013, como reivindican tabaqueros, industrias transformadoras y administraciones de los países productores. Y para el miércoles la Unión Internacional de Tabaqueros ha convocado una manifestación en Bruselas a la que esperan que asistan 6.000 cultivadores europeos, 700 de Extremadura.

Jaime no viajará. Le queda trabajo antes de cerrar la campaña y aún no sabe qué hará si la comisaria europea de Agricultura, Mariann Fischer Boel, se sale con la suya y logra que a partir del 2010 las ayudas dejen de estar ligadas a la producción de tabaco, si consigue que la mitad de los fondos que hasta ahora reciben los agricultores se desvíen a desarrollo rural. "¿Dónde vas a ir? Llevo toda la vida dedicado a esto, mi maquinaria solo sirve para el tabaco... ¿Qué hago con ella?, vuelve a preguntarse.

Esos interrogantes también están en la cabeza de Alfredo Ramos, también de Barquilla. "Hace tres años que compré la maquinaria y si tengo que dejar de cultivar perderé mucho dinero", explica mientras ultima la cosecha de sus 19 hectáreas. El sí estará en Bruselas. "Tenemos mucha moral, pero ahora mismo estamos al límite de la rentabilidad. La gente lo está dejando poco a poco y si retiran la ayuda la debacle será total. Yo creo que también lo dejaría", confiesa a pie de secadero, y sin olvidarse de sacudir a Hacienda: "Encima nos cobran impuestos altísimos, unas 80 pesetas (50 céntimos) por kilo".

"Nos afecta a todos"

Tampoco es mucho más optimista Pablo Díaz, agricultor de Rosalejo: "Esto afecta a toda la comarca. Del tabaco vivimos todos". Y en sus labios vuelve a dibujarse la resignación: "Hace años nos decían que teníamos que producir con más calidad y de forma más ecológicas, y ahora que lo hacemos nos quieren echar", lamenta mientras carga un contenedor de hojas de tabaco virginia . Porque él lo tiene claro, sin la actual ayuda de Bruselas y si la industria no sube los precios, la continuidad en el sector "será difícil". Y eso que no ve demasiadas salidas a la crisis del cultivo: "Algunos están probando con tomate, pero ¿qué hacemos, nos pasamos todos al tomate y nos cargamos el mercado y la producción del Guadiana?".

Unos y otros se muestran con reservas de cara a la cita del miércoles. Mantienen sus esperanzas, aunque sea tímidamente, y no dejan de pensar en soluciones. "Lo que tenemos que hacer es una gran agrupación, con un centro de secado para todos en un polígono, avanzar en la mecanización, reducir costes, usar fuentes de energía más baratas...", propone Jaime.