La carrera que ahora comienza tiene dos protagonistas indiscutibles: José Antonio Monago y Guillermo Fernández Vara. Ambos son quienes tienen serias aspiraciones de convertirse en presidentes de Extremadura de nuevo, bien en solitario, bien teniendo que acudir a apoyos de otras fuerzas minoritarias. Todas las posibilidades están abiertas.

Es por ello que el debate que ahora se abre en el Parlamento regional tiene un interés particular para los dos, por ser el último de la legislatura de este calado y poder ver en acción a ambos aspirantes midiéndose de tú a tú. En el PP son conscientes de la tesitura, lo mismo que en el PSOE y la preparación de la cita ya ha empezado.

Monago tiene como misión revalidar su victoria del 2011 y fraguar una segunda legislatura donde se fomente un nuevo candidato dado que ya ha dicho que no piensa estar más de dos mandatos. Sin embargo, si pierde se habrá acabado su proyección alcista y abocará al PP a una travesía del desierto, de nuevo, en la oposición.

Vara, por su parte, tiene encomendado devolver al PSOE a los derroteros anteriores, demostrar que lo que pasó en el 2011 fue un accidente y que por eso se quedó en la oposición, para retornar al partido justo al lugar en el que se encontraba. Si pierde, tendrá que abandonar, esta vez sí, y dejar paso a un nuevo aspirante, lo que conducirá al partido a un proceso de crisis del que tardará en salir.

Lo que resulte de aquí a un año está por ver, queda todo un año y eso resulta una eternidad en política. De momento, el inicio empieza ahora.