Las reacciones que provoca la posible construcción de una refinería en la región no tienen término medio. O se quiere o se odia y un claro un ejemplo de esto se encuentra entre los ecologistas y los políticos. Mientras que la organización Greenpeace considera "absurdo" y "una barbaridad" el proyecto, para el PSOE de Extremadura debería tener una refinería desde hace 30 años "y probablemente no se hubieran marchado un millón de extremeños".

Según han manifestado desde Greenpeace a Europa Press, la construcción de una instalación industrial de estas características en Extremadura "no tiene ningún sentido". Desde la organización ecologista aseguran que ésto aumentará la dependencia de España de una fuente de energía contaminante, y elevará asimismo los índices de emisión de gases contaminantes superando aún más los postulados recogidos en el protocolo de Kyoto.

Por todo ello, el colectivo señaló que aumentar la producción de refino de petróleo en España "va en la dirección contraria", y añadió que "ubicarlo en Extremadura es la estupidez del siglo".

Por su parte, para el portavoz del PSOE extremeño, Francisco Fuentes, "el problema no es que haya una refinería, el problema es que tenía que haberla habido hace 30 años" y recordó que la gente salió de Extremadura "porque no tenía donde trabajar".

Fuentes también ha criticado el no posicionamiento del Partido Popular extremeño al respecto, manifestando que "uno va a Villafranca y sabe quién está en contra de la refinería y son sectores de IU y la derecha agraria más radical del Partido Popular y entonces esa contradicción no saben como llevarla porque en el fondo es un problema de falta de liderazgo".