Primero fueron las declaraciones, en julio pasado, de la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera: «El diésel tiene los días contados, durará más, durará menos, pero sabemos que su impacto en partículas y el aire que respiramos es suficientemente importante para ir pensando en un proceso de salida», dijo. Luego, este mismo mes, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, adelantó que el anteproyecto de Presupuestos Generales del Estado de 2019 contemplaría un impuesto al diésel. Un anuncio que fue matizado posteriormente por la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto, pero que ha terminado de llevar la incertidumbre tanto al sector automovilístico español como a los propietarios de vehículos a gasóleo.

De acuerdo a los últimos datos de la Dirección General de Tráfico (DGT) —los de julio pasado— dos de cada tres turismos que circulan por las calles y carreteras extremeñas funcionan con este combustible. Eso supone más de 388.000 coches de un parque automovilístico que en su totalidad está integrado por 586.249 unidades. Los de gasolina son 197.848 y solamente hay 263 que utilizan otras fuentes de energía (fundamentalmente Gas Licuado del Petróleo —136 turismos— y eléctricos —otros 78—).

Pero más allá de su importante número, lo más preocupante es, quizá, la elevada edad media del parque de gasoil extremeño, ya que a mayor antigüedad de los motores, mayor capacidad contaminante. De esta forma, 259.416 automóviles (dos terceras partes) tienen ya más de diez años o los sobrepasarán este 2018, mientras que hay 120.383 (aproximadamente un tercio) que se encuentran en la frontera de los quince años o la tienen superada.

CAMBIO DE TENDENCIA / Tras muchos años de liderazgo indiscutible del gasoil, en las matriculaciones sí se ha producido ya un cambio de tendencia. En los primeros ocho meses del año, las ventas de turismos de gasolina prácticamente han igualado en Extremadura a las de los diésel, con 5.312 unidades (incluyendo medio millar de híbridos) y 5.430, respectivamente. Una situación muy distinta a la que se vivía hasta hace no mucho. Entre 2013 y 2016, por cada tres turismos de gasoil que salían de los concesionarios extremeños apenas lo hacía uno de gasolina.

«El cliente que antes compraba un coche diésel podía hacer solo 3.000 kilómetros al año. Ahora, en cambio, entre los que hacen 15.000 o 20.000 kilómetros muchos se van a la gasolina. Es por toda la ‘psicosis’ que se ha creado en torno al diésel, aunque a corto y medio plazo no vaya a ser real», señala Gonzalo Palomino, jefe de Ventas de Extrecar, concesionario oficial de Peugeot en Cáceres y Plasencia. Un miedo que considera que es «completamente injustificado». «El gasolina emite más C02 que el diésel», asevera. Además, arguye que aquellos coches de gasoil que cumplan con la norma de emisiones Euro 6.2, vigente desde este mes para todos los vehículos, no van a tener problema alguno de restricciones. Otra cosa, puntualiza, será lo que pueda pasar con turismos «de doce o catorce años».

En el caso de este concesionario, los motores diésel aún se venden mejor que los de gasolina —Peugeot ha sido tradicionalmente uno de los referentes en estas motorizaciones—, pero la proporción, indica Palomino, se ha situado en «un 60-40, cuando venimos de un 90-10 o un 85-15». En otros establecimientos consultados por este diario, los gasolina ya están liderando las ventas.

Este cambio de tornas ha tenido una consecuencia añadida, explica Palomino, ya que el importante aumento de la demanda de gasolina, desacompasada con el ritmo de fabricación que estaban siguiendo las marcas, se ha traducido en una «ralentización» de los plazos de entrega de estos vehículos.

Con todo, Extremadura es la única comunidad autónoma en la que la proporción de modelos de gasoil está superando todavía a la de gasolina en las ventas de este año. En el conjunto de España, las matriculaciones de turismos y todoterrenos de gasóleo fueron 359.989 entre enero y agosto, y se vieron ampliamente superadas por las de gasolina (543.182). En comunidades como Cataluña o el País Vasco, con un importante peso en el agregado total de las ventas, las segundas llegaron a duplicar a las primeras.

PERJUCIO AL SECTOR / Desde la patronal de los concesionarios Faconauto, su director de comunicación, Raúl Morales, incide en dos aspectos. Por un lado, en que «Esta visión negativa sobre el diésel está perjudicando a las plantas establecidas en nuestro país, que eminentemente fabrican vehículos que montan motores diésel». Por otro, en lo que respecta a la distribución, avisa que esta situación «está creando incertidumbre, y nuestro sector es ‘alérgico’ a la incertidumbre, porque repercute inmediatamente sobre las ventas y, a continuación, sobre el empleo que generemos». En este sentido, recuerda «que el sector de la distribución y reparación de vehículos emplea directamente a 162.000 personas y supone el 3% del PIB».

No obstante, y en relación a las últimas palabras del presidente del Gobierno, en la patronal de los concesionarios se remiten «a la Mesa de Movilidad, anunciada desde el Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, que entendemos que es el foro donde se expondrán los problemas y se consensuarán las posibles soluciones a los retos que plantea este asunto».

A juicio de Morales, «en general, se está cometiendo el error de centrar los problemas de movilidad en el diésel; el enfoque tiene que ser mucho más amplio, y pasa, entre otras cosas, por impulsar con decisión los Vehículos de Energías Alternativas (VEA), y abordar la reforma fiscal de automóvil, la mejor herramienta para renovar el parque automovilístico, que es, a nuestro juicio, donde el reside el verdadero problema medioambiental, especialmente en las grandes ciudades».

No obstante, apostilla, confían en que se continúe con «la sensibilidad y el diálogo» mostrados hasta ahora por el Gobierno con la automoción en medidas como la de relajar hasta el 2021 la nueva normativa de emisiones.