‘Fetén’ significa mejor. ‘bajío’, destino, ‘sastipén’, salud y ‘lache’ equivale a vergüenza. Más que payo, ‘jambo’. El fuego atiende a ‘yaki’. No es correr, es ‘najerar’, no es derecha, es ‘dasnava’ y no es grito, es ‘goli’. Todas estas palabras tienen un origen común: la lengua de los gitanos. Más conocido como el ‘caló’, este idioma es una suerte de léxico que nació del romaní entre los siglos XV y XVII. Es tan ecléctico que cada región tiene su variante y su estudio es tan etéreo que no tiene una base ni un alcance común. Cada comunidad coincide en términos pero añade los suyos propios o ultima sus propias acepciones.

Esta semana con motivo del Día internacional de los gitanos que se celebra el 8 de abril -conmemora la primera convención gitana de 1971 en Londres y sirve para recordar a los perseguidos por el holocausto y a lo largo de la historia- colectivos como Fundación Secretariado Gitano han organizado actividades para promulgar la cultura gitana. Entre ellas, según apunta Inmaculada Márquez, el programa incluyó un juego para averiguar las palabras en romaní y sus equivalentes en castellano, un ‘Pasapalabra’ pero con dificultad añadida. El fin es normalizar la presencia del pueblo gitano, en este caso, a través de la lengua, apunta la responsable de la fundación. La aspiración de este año de los colectivos es lograr la integración a través de la lucha contra el abandono escolar. Según puso de manifiesto el consejero de Políticas Sociales, José María Vergeles, tres de cada cuatro personas gitanas están en situación de vulnerabilidad social y la tasa de abandono escolar en este colectivo puede llegar al 63 % mientras que en el resto está en el 21 %. Abogó por implantar medidas para lograr este fin a través del Consejo Regional del Pueblo Gitano, y concienciar a los padres que es la mayor garantía «de éxito». gema guerra