Miércoles, 18:30 de la tarde, Autovía A-5 a la altura de Trujillo. Un control de radar en la carretera detecta un coche a 211 kilómetros por hora. Los agentes dan el alto el vehículo que se detiene. Al volante, un alemán, Michael Ballack , ex capitán de la selección de fútbol. Este mes de octubre decidió retirarse del fútbol con 36 años, y sólo dos semanas después de ese anuncio, viene a Extremadura. Hay tres preguntas que no paro de repetirme desde que conocí la noticia. Una: ¿cuál sería la cara de los agentes al ver que era a Ballack a quien paraban? Dos, ¿cómo se las apañaron para entenderse con él y decirle que se había pasado de la raya? Y Tres, y más importante: ¿qué narices hacía Ballack en Extremadura?

¿Emulaba a Carlos V que tras 'jubilarse' vino a Extremadura? ¿También éste es amigo de Alejandro Sanz e iba a su finca? ¿Se habría enterado de que han abierto 'El Faro' en Badajoz? Lo cierto es que la noticia ha tenido un efecto curioso. Casi por casualidad, se ha convertido en la mayor campaña de publicidad de la historia de Extremadura en Alemania. En todos los diarios germanos han aparecido Cáceres y Trujillo y han tenido que situarnos en el mapa español. No hay mal que por bien no venga.

Aunque para Ballack no todo ha sido tan bonito. Como se suele decir --y aquí es apropiado-- 'le han dado hasta en el carné de conducir'. Estaba en el altar del fútbol alemán, y han aprovechado para empujarlo al hoyo.

Y si esa era la cara para Extremadura, la cruz ha sido lo ocurrido en el colegio de los Salesianos en la huelga de estudiantes. Esta 'campaña de publicidad' ya no ha sido tan buena para nosotros. Cualquiera que oyera, viera o leyera la noticia sin estar aquí, podría pensar que los jóvenes extremeños van por ahí con antorchas a quemar curas y quizá se preguntarían por qué dejaron un pan --según dijo el director del centro-- en los brazos de un santo. ¿Buscaban acaso, en medio de la crisis, el milagro de los panes y los peces?

XLOS MANIFESTANTESx niegan actos violentos mientras que desde el colegio han llevado el caso a los tribunales. Lo cierto es que cualquier insulto es condenable y que cada vez que se opta por la violencia (aunque sea verbal) se pierden las razones de fondo. Los manifestantes deberían reflexionar sobre lo ocurrido. Si el foco se pone en un acto violento deja en sombra el resto, también las razones que les llevan a salir a la calle.

Es contradictorio que se pida una mayor apuesta por la educación cuando algunos --aunque sean inmensa minoría-- carecen de ella. Al tirar huevos o mecheros como ocurrió en Cáceres no se demuestra madurez.

Dicho esto, tampoco se puede criminalizar a todos los jóvenes que ejercen su derecho al pataleo, a la queja, que entienden que otra forma de hacer las cosas es posible. Y tampoco parece justo que tengamos que ver una carga policial en unos momentos en los que empieza a ser preocupante el incremento de la violencia.

XTODO VA MUYx deprisa --como Ballack-- y nos conducimos ya hacia una nueva huelga general: el 14 de noviembre. En menos de un mes comprobaremos si los convocantes tienen o no razón. La pregunta estos días sigue girando a si en pleno siglo XXI sigue siendo válida una respuesta laboral del siglo XIX. Hay respuestas para todos los gustos. Una de ellas además preocupante. Si hay huelga, el coste es para los empresarios. Pero, ¿quienes son los empresarios? En Extremadura la mayoría de las empresas tienen menos de 5 empleados y muchas también están siendo víctimas de esta crisis. La imagen del patrón opresor ya empieza a estar gastada.

Pero también es cierto que los sindicatos tienen todo el derecho del mundo a convocar una huelga. Serán después los ciudadanos los que darán o quitarán razones. Lo cierto es que, lamentablemente, más de 4.700.000 españoles no podrán hacer esa huelga. No tienen trabajo.

Si realmente es cierto que somos de algún modo 'esclavos' de Bruselas y de Merkel, bien haríamos en focalizar también la protesta hacia ellos. Leyendo las páginas salmón de los diarios cada vez está más claro que vivimos rehenes de siglas (BCE, FMI, UE, S&P..) a las que, a veces, parecen poco importarles que una familia extremeña no llegue a fin de mes o que no pueda pagar su casa.

Hemos llegado a una situación en la que con el agua al cuello, aplaudimos la llegada de un buque que viene a rescatarnos. Lo peor es cuando el capitán Merkel se asoma apenas a unos metros de nosotros con un largo pergamino y nos lee una serie de condiciones para poder ser rescatados del agua. Con el agua al cuello, es difícil no decir a todo que sí.

Un 'sí' que espera aquí en Extremadura el gobierno regional a sus presupuestos. El próximo viernes será un día clave para saber qué pasará con ellos: si siguen adelante o si son devueltos a la Junta para que los rehaga. Estos días la oposición trabaja a contrarreloj para tomar una decisión sobre esas cuentas, aunque como ya vimos el año pasado, las decisiones no son inamovibles. Todo puede cambiar en el último minuto.

Y si no, que se lo digan a Ballack. No pensaba dormir en el Parador de Trujillo y finalmente tuvo que pasar allí la noche del jueves. Merkel, toma nota, también los alemanes viven --o conducen-- por encima de sus posibilidades.