Una condena de dos días de localización permanente es la pena que el juez titular del Juzgado número 5 de Cáceres ha impuesto a Javier Figueredo Fernández, el joven artista cacereño que en mayo pasado convirtió una de las valles del toro de Osborne en una vaca suiza.

Por esta acción, Javier Figueredo fue juzgado el pasado día 12 y ahora es condenado. El juez le ha considerado culpable de una falta de deslucimiento de bienes inmuebles e impuesto la pena de dos días de arresto . Habrá de cumplirla donde se acuerde una vez que los servicios sociales del centro penitenciario se entrevisten con el procesado, comuniquen el acuerdo al juez y éste lo apruebe, indicaron a EL PERIODICO fuentes judiciales.

La sentencia dictada recoge como hechos probados que entre los días 8 y 11 del pasado mes de mayo Javier Figueredo, en unión de otras tres personas no identificadas, transformó el cartel publicitario denominado toro de Osborne situado a la altura del kilómetro 535 de la N-630 en una vaca lechera. Para ello pintó unas manchas blancas alterando su tradicional color negro y le colocó unas ubres de chapa de color rosa que fijó mediante tornillos y remaches.

Según el autor, añade el fallo judicial, la desmejora del cartel --considerado por algunas comunidades autónomas bien de interés cultural-- tuvo por finalidad realizar un acto reivindicativo y de apoyo a la cultura extremeña, "pero también conocía que el acto era ilegal, pues de hecho lo llevó a cabo por la noche para no ser visto, aunque luego reconociera su autoría".

Por ello, se le condena, por una falta de delucimiento de bienes inmuebles, a la pena de dos días de localización permanente e imposición de las costas del juicio; y se hace expresa reserva de acciones civiles a la sociedad propietaria de la valle deteriorada. Esta, no obstante, ya manifestó al joven artista que no presentaría denuncia y que se haría cargo de su reparación, lo que ya se ha llevado a efecto.

TRANQUILO Tras conocer la sentencia, Javier Figueredo manifestó ayer a este diario estar "más tranquilo". Reconoció que ha vivido estos últimos meses con incertidumbre, "pues ante la repercusión que ha tenido este asunto temí que la condena pudiera ser mayor".

Insiste en que no tuvo intención de hacer ningún daño, "no fue una gamberrada, sólo quise reivindicar un mayor interés cultural en la región, apoyar la candidatura de Cáceres 2016 y criticar problemas sociales como la violencia de género o la discriminación por sexos". Es consciente de que ahora se le conoce como "el pintor del toro", pero espera que lo sea por su trayectoria artística, "pues este hecho no puede tapar lo demás".