Factura de compra, fotocopia del DNI y albarán de entrega. Cualquier operación debe quedar registrada, sobre todo si es una compra de cobre. Esta información la revisan los agentes que periódicamente frecuentan empresas de desguaces y plantas de reciclaje de chatarras para comprobar la entrada de mercancía sospechosa. "A nosotros todo esto nos genera molestias pero el control es necesario", señala Antonio Guerra, propietario de Soluciones Extremeñas de Recuperación. Esta planta ubicada en Sierra de Fuentes, como la mayoría, siente preocupación por el aumento de los robos de cobre en los últimos años, tanto en Extremadura como en el resto del país, "aunque ahora parece que estamos más tranquilos, creo que porque hay más vigilancia", explica Guerra.

Y es que sin ese control resultaría complicado verificar si el preciado metal rojizo ha sido objeto de hurto o no. "Cuando llegan con el cobre es muy difícil distinguirlo". Pero estos negocios a los que llega parte del material robado en ocasiones, no son frecuentados por los asaltantes solo para hacerse con el dinero, también con el metal. "El sector está preocupado porque nosotros también sufrimos robos en alguna ocasión", señala Guerra. El pasado julio fue la última vez que sufrieron un hurto. "Se llevaron 5.000 kilos de cobre valorado en 30.000 euros", señala.

De 1,5 a 4 euros

El precio de este metal es clave en el aumento los hurtos. "Ahora mismo se paga a cuatro euros por un kilo, casi el triple que hace un año, cuando pagábamos a euro y medio el kilo", relata Guerra. "El precio fluctúa mucho, todas las semana nos llegan nuevos costes, pero suele ser poco significativos y no lo variamos. Ahora se encuentra en uno de sus precios más altos", reconoce, aunque también asegura que "no existe mucha alegría tampoco para vender, no sé si es que hay mucho stock en los almacenes o qué está ocurriendo", afirma el propietario de esta empresa que se dedica al almacenamiento de metales y chatarras y su posterior venta a grandes empresas de reciclaje.