El Consejo de Comunidades Extremeñas, organismo en el que están representadas las comunidades de emigrantes, la Junta, diputaciones y partidos políticos, dio ayer el visto bueno al anteproyecto de ley de Estatuto de Extremeños en el Exterior. La aprobación fue casi unánime y sólo se registró la abstención del representante del PP. La reunión tuvo lugar en Mérida, y estuvo presidida por la vicepresidenta primera de la Junta, Dolores Pallero.

El nuevo Estatuto, que forma parte de los compromisos adquiridos por Fernández Vara en su programa de gobierno, pasará ahora al Consejo Consultivo para luego ser aprobado por el Consejo de Gobierno e iniciar en este mismo periodo de sesiones su andadura parlamentaria.

Entre otras cuestiones, la norma sienta las bases para la elaboración de un plan general de retorno para facilitar el regreso de aquellos emigrantes que lo deseen. Otra aportación del nuevo texto es que contendrá medidas para reforzar los vínculos de los extremeños que viven fuera con la región, de manera que no sólo se establecerán y facilitarán las relaciones con las asociaciones de emigrantes, sino también de manera individual con todos los extremeños que viven fuera.

CONGRESO MUNDIAL Asimismo, la ley definirá claramente qué ha de entenderse por extremeños en el exterior y establecerá un catálogo de derechos de estas personas, al tiempo que se fija el procedimiento para el reconocimiento y la cancelación de entidades como comunidades extremeñas. El censo de estas entidades quedará inscrito en un registro y se articulará el servicio de orientación para los extremeños en el exterior.

Finalmente, en cuanto a las principales novedades del Estatuto, se incluye la celebración de un congreso mundial de comunidades extremeñas que tendrá lugar cada cuatro años.

Según señaló la Junta en un comunicado, han sido las asociaciones extremeñas en el exterior las que han venido pidiendo que se actualizase el marco legal vigente, ya que la actual Ley de Extremeñidad ha cumplido 22 años.

Esta renovación viene motivada porque las necesidades de este colectivo son muy diferentes a las que existían hace un cuarto de siglo. "En este tiempo, la emigración masiva que tanto castigó a Extremadura durante décadas ha desaparecido, y hoy la región ha pasado de ser tierra de emigrantes a tierra de acogida, si bien todavía se mantiene una importante población residente en otros lugares", apunta el Ejecutivo regional en su nota informativa.