El doctor Emilio Salguero (1955) fumó durante 15 años hasta que un día dijo: «se acabó». Encontró la motivación en el programa de televisión Más vale prevenir. Tras 31 años sin fumar, es una de las voces más críticas y uno de los mejores aliados para los que quieren dejar su adicción. Desde su consulta en el centro de salud de Valdepasillas, en Badajoz, trata a los pacientes de las múltiples enfermedades que causa el tabaco pero sobre todo trata el problema de fondo: fumar.

Hoy, Día Mundial sin Humo, recuerda que el tabaquismo es la principal causa de muerte en España y es totalmente evitable. Supone sufrimiento para el paciente y su familia y un elevado gasto público y por ello reclama a las instituciones un plan regional que sensibilice y forme a los profesionales sanitarios para que el fumador tenga la ayuda necesaria para dejar la adicción. «Porque el tabaquismo no es un mal hábito y el fumador no es un vicioso o una persona débil que no quiere dejar el tabaco, el tabaquismo es una enfermedad de la que es muy difícil salir sin ayuda profesional». El doctor Salguero lidera el grupo de abordaje del tabaquismo de la Sociedad Española de Médicos de Familia y es el delegado regional del Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo.

-¿Cuántas personas fuman en Extremadura?

-El 28% de los extremeños mayores de 18 años. Son los últimos datos de la Encuesta Europea de Salud del 2014. Extremadura es una de las regiones con mayor prevalencia de fumadores, solo nos supera Canarias. Y lo peor de todo es que respecto a la encuesta anterior el descenso es mínimo e inferior al resto de España. Somos la comunidad en la que menos se ha reducido el consumo de tabaco.

-¿Y por qué sucede esto?

-Entre otras razones, creo que Extremadura es una de las pocas comunidades en las que menos se hace contra el tabaco. Es de las pocas que no tiene un plan de tabaco, se abordó en una primera reunión en el 2011 y de ahí no se pasó.

-¿Cuántas muertes causa el tabaquismo en Extremadura?

-Según los últimos datos del Ministerio de Sanidad (del 2010 al 2014), en España mueren cada año 52.000 personas y en Extremadura mueren alrededor de cinco personas cada día, entre 1.500 y 1.800 cada año. Se dice que más de la mitad de las personas que fuman morirán a consecuencia del tabaco.

-¿Qué efectos ha tenido la ley antitabaco del 2006 en la región?

-Sin duda ha sido positiva en toda España. Aparte de no obligar a los no fumadores a respirar humo, ha hecho que muchas personas hayan dejado de fumar, sobre todo las que no tenían una gran adicción, para los que están muy enganchadas no ha sido un estímulo suficiente.

-¿Es más consciente la juventud?

-Mucho más y se lo tenemos que agradecer a los maestros que están hablando a los niños de los riesgos del tabaco sin que nadie se lo diga. Tengo pacientes, sobre todo mujeres, que quieren dejar de fumar porque se lo dicen sus hijos.

-¿Ha sido el tabaquismo alguna vez una prioridad de salud pública?

-Nunca. Y es la verdadera prioridad de salud pública porque es la primera causa de muerte. Además causa un gasto público terrible, gastamos en tratar al fumador y no en curarlo. Se estima que un fumador gasta unos 1.200 euros más que un no fumador, según la Universidad de Zaragoza. Y pese a eso y sobre todo el gasto humano en sufrimiento, nunca por ningún gobierno ha sido considerado la primera prioridad de salud pública. La segunda prioridad debería ser la obesidad, pero ninguna de las dos lo es. Hay una especie de ceguera por parte de las autoridades, un inmovilismo que hace que aún se siga considerando el tabaquismo como un problema solo del fumador: ‘tú empezaste a fumar, tú lo dejas’, pero es dificilísimo sin ayuda.

-¿Existe esa ayuda en la región?

-No. En otras comunidades hay planes contra el tabaco. Cataluña ha formado y motivado a más de 600 profesionales, también en Navarra, en País Vasco, Asturias, Valencia. Pero en Extremadura no. Desde fuera se cree que la alta prevalencia de fumadores y la falta de lucha institucional se debe a que somos la principal productora nacional de tabaco. Hay que pensar en la vida y en la salud, y no solo en el empleo.

-¿Qué le dice a un paciente que quiere dejar el tabaco?

-Primero le felicito y le motivo para que no tire la toalla. Programamos varias visitas de control y existen tres tratamientos que hacen el camino más fácil al fumador, pero debe ser siempre un complemento a la actuación de un profesional.

-Sin embargo, no está extendido acudir al médico para eso...

-Ese es el centro del problema. Falta sensibilidad y comprensión del problema y eso hace que las instituciones no creen planes contra el tabaquismo y que los profesionales no estén sensibilizados ni formado. Así el fumador no ve la ayuda y cree que su problema con el tabaco lo tiene que resolver solo. Tenemos que cambiar ese concepto. El fumador es un enfermo como lo es un diabético o un hipertenso y lo tenemos un poco marginado. El médico queda relegado a tratar los efectos del tabaquismo pero no el origen.

-¿Debe financiarse el tratamiento?

-El tratamiento dura dos o tres meses y cuesta unos 300 euros porque no está financiado. Es más barato pagar eso o al menos el 50% que tratar las enfermedades que provoca el tabaco. En Navarra y en Valencia lo van a financiar ahora y Canarias ya paga el 50% del tratamiento. Si se financian las medicinas al diabético para una enfermedad que ni siquiera podemos curar, como no deberíamos financiar los fármacos contra el tabaco.

-¿Es necesario avanzar en acciones como el empaquetado neutro?

-Sí, ya se está haciendo en otros países. El tabaco al estar tan extendido no se puede abordar con una prohibición global, pero hay que acotarlo. País Vasco ha prohibido fumar en estadios de fútbol. El empaquetado neutro es necesario porque hace que no sea atractivo y subir los impuestos al tabaco hace repensar a los fumadores. Estas prohibiciones acompañadas de una ayuda en los centros de salud sería lo ideal. Si todos nos pusiéramos a una en cinco años reduciríamos al mitad el tabaquismo en Extremadura.