La lluvia dio una tregua en la noche de ayer a Jerez de los Caballeros para dejar salir a la Hermandad de Penitentes del Santísimo Cristo de la Veracruz, conocida popularmente por la procesión de Los Empalaos.

Un desfile que se caracterizó por la austeridad y la penitencia de los nazarenos que realizan un vía crucis penitencial con 14 estaciones sin bajar la cruz que llevan en el hombro y por Los Empalaos, penitentes que llevan un madero terciado sobre los hombros, atado al cuerpo con unos 60 metros de soga y grilletes en los pies.

Antes de salir, Los Empalaos deben pasar un reconocimiento médico para conocer su estado físico y de salud y, durante todo el recorrido van acompañados por personal sanitario y por voluntarios de Cruz Roja.

Esta hermandad, la más joven de la localidad, cuenta con un solo paso titular, el Cristo de la Veracruz, que cerró la procesión junto con una veintena de miembros de la Orden del Temple venidos de distintos puntos de España y de Portugal que, a partir de este año, participarán todos los Lunes Santo en esta procesión tras hermanarse con la cofradía.

Uno de los momentos más llamativos del recorrido tuvo lugar en la plaza de la Alcazaba, último vestigo templario en la localidad, donde junto a la Torre Sangrienta, los miembros de la Orden celebrarón un ritual de plegarias en recuerdo y memoria de los templarios caídos en ese lugar.