Cuando las campanas del reloj del Ayuntamiento de Valverde de la Vera anuncien las 12.00 de esta próxima madrugada, alrededor de cuarenta penitentes saldrán a las calles empedradas del bello pueblo verato, para cumplir con una manda, formulada a raíz de haber recibido algún don, para redimir sus pecados o implorar la concesión de algún bien, relacionado con el cuerpo o el alma.

Así comenzará el via crucis de Los Empalaos, declarado de Interés Turístico Nacional, que se prolongará hasta poco antes de que lleguen las claras del día.

En ese espacio de tiempo los penitentes habrán soportado un duro sacrificio para recorrer descalzos, las estaciones que configuran el vía crucis. Llevarán el cuerpo cubierto con unas enaguas, mientras que una soga liada al torso acaba sujetando el madero que portan sobre los hombros, obligándoles a caminar con los brazos en cruz.

Cada año las calles de Valerde de la Vera se llenan de curiosos que quieren ver de cerca, o fotografiar a los penitentes, los cuales al encontrarse dos de frente se arrodillan para rezar unos instantes y seguir su camino.

Al mismo tiempo un número considerable de mujeres llevan a cabo el cumplimiento de sus mandas, vestidas de nazareno y portando una cruz de madera a cuestas, de menor peso que el madero de Los Empalaos.