Al norte de Francia, en la ciudad de Douai, junto a la frontera con Bélgica, nació hace 30 años Yan, guitarrista flamenco. Su pasión por este arte le trajo a España y el amor, a Extremadura, donde vive desde hace dos años con su mujer, la cantaora de Valdelacalzada Nane Ramos. Yan comenzó a enamorarse de la guitarra tras comprar una partitura por curiosidad hace 15 años. Desde entonces empezó a viajar cada verano a Andalucía para estudiar hasta que decidió matricularse en el conservatorio de Sevilla. Allí conoció a la cantaora extremeña y juntos intentan ganarse la vida haciendo lo que más les gusta. Entre los palos flamencos, se queda con la soleá "porque me transmite más"; y entre los artistas, con Paco de Lucía al toque y Camarón, Chocolate, Terremoto o La Paquera, al cante, su verdadera pasión.

--¿Qué conocía de Extremadura?

--La verdad que no había estado antes, lo conocía de oídas por sus artistas: el Porrina de Badajoz, la Marelu, Los Chunguitos... También por el teatro romano de Mérida, pero poco más.

--¿Ha tenido que escuchar comentarios ofensivos por ser extranjero y flamenco?

--Sí, por supuesto, eso no pasa a diario, pero sí bastantes veces. Pasa sobre todo con la gente inculta que piensa que el flamenco es cosa solo de españoles y que alguien de fuera no puede hacerlo bien. Afortunadamente entre los compañeros de profesión no he tenido que oír esos comentarios, es sobre todo por los aficionados y de gente de aquí por desgracia. En Andalucía la gente es más abierta. Tengo la sensación que por ser extranjero tengo que demostrar dos o tres veces más que los demás compañeros que soy capaz de hacerlo; siendo español sería mucho más fácil sin duda. Para ser cantaor sí es necesario ser de aquí.

--¿Cómo se vive el flamenco allí?

--Hay mucha pasión. En el norte hay tres peñas flamencas con más de 400 personas y conciertos cada mes. Además hay una comunidad de españoles y allí no es tan raro escuchar flamenco como puede parecer. Hay más diversidad cultural.

--¿Qué le aporta estar casado con otra flamenca?

--Juntos tenemos más facilidad para estudiar y ensayar todos los días. Nos complementamos muy bien, estudiamos juntos y trabajamos más también porque somos dos buscando un mismo trabajo.

--¿Qué le gusta de esta región?

--Sobre todo la gente, que es muy sana. Pero también su diversidad, su naturaleza,... Extremadura es una región sana, con buena gastronomía y una mezcla de cultura y naturaleza interesante.

--¿En qué nos parecemos franceses y españoles?

--Funcionamos diferente cuando estamos en grupo, pero somos más parecidos de forma individual. Los franceses son menos expresivos, no hay tanto contacto físico, la gente es más templá que aquí, la voz no se levanta mucho, los amigos no se ven todos los días,... es diferente.

--¿Qué echa de menos?

--Intento ir dos veces al año y lo que más echo de menos es la vida cultura que tenemos en el norte de Francia, es una zona muy viva. Allí se gasta mucho dinero en cultura, es muy importante, siempre hay algo.

--¿Está mejor tratada la cultura en Francia que en España?

--Sí. Un ejemplo es el flamenco, aquí se le ayuda poco pese a ser una riqueza propia de la tierra. Hay una cultura popular muy fuerte, el flamenco es parte de la música tradicional, se vive en los bares, en las familias, pero no se invierte en él. En Francia, el Estado da mucho dinero para divulgar la cultura pese a que la gente no tiene una cultura fuerte propia como aquí.

--¿Se puede vivir del flamenco?

--En invierno no, pero esforzándose, estudiando y trabajando se puede vivir, bien no, pero sí se puede vivir. Todavía no he conseguido estar todo un año completo como guitarrista, siempre he tenido que trabajar en otras cosas para seguir tirando.

--¿Cuál es la situación del flamenco en Extremadura?

--Está bien, pero podría ser mucho mejor. Se le puede sacar más partido, como en Sevilla, que tiene dos o tres escuelas internacionales de flamenco y atraen a mucha gente de fuera, lo que significa que llega mucho dinero. Creo que en Badajoz teniendo la plaza Alta, su propio cante y artistas, aportando inversión y creando una escuela, se puede atraer también a gente de fuera y sería fuente de riqueza para Extremadura. Es increíble que todavía no haya ni un conservatorio aquí y la gente se tenga que ir a Sevilla a estudiar flamenco.

--Es una eterna reivindicación, ¿se logrará algún día?

--Creo que sí. Espero que los políticos extremeños apuesten más por el flamenco y se genere aquí ese movimiento que hay en Andalucía. Creo que la región tiene que valorar más lo que tiene y sería bueno para la economía de la región.

--¿Cómo se vive Francia en crisis?

--Bueno, la realidad es que no tiene nada que ver con la situación de España. Allí ahora mismo es mucho más fácil conseguir trabajo y ganarte la vida aunque haya crisis. Allí la situación de España sería horrible, la gente se mataría, porque aquí hay bases sólidas como la familia o la región que sirven de colchón, pero allí no existen esos lazos tan unidos.

--En los últimos días se ha hablado mucho del nuevo primer ministro francés, de origen español... ¿cómo se vive allí?

--No me parece nada raro. Francia es una tierra de inmigración, no es la primera vez que hay un extranjero con un puesto de relevancia, pero entiendo que en España eso sí sea importante porque parece que existe un eterno conflicto con los franceses, pero no me parece nada raro. Eso sí, creo que aquí al revés no sería posible.

--¿Qué hay de cierto sobre esos piques entre ambos países?

--Creo que pasa lo mimo en España con Portugal que en Francia con España. A Francia le da igual España, no tiene nada especial en contra, lo ve como el país pobre de al lado, como España a Portugal.

--Aquí si nos fijamos en Francia por ejemplo cuando hablamos de educación, ¿hay más nivel?

--Sí. También tengo que decir que nosotros miramos a los alemanes, que tampoco estamos contentos con el sistema, pero el nivel sí es más alto, más exigente y se da más importancia a los idiomas.