El encuentro entre Nuestro Padre Jesús de la Pasión y María Santísima del Rosario en su Mayor Dolor lo vivieron ayer los placentinos con emoción y constantes aplausos. En la plaza Mayor esperaban los fieles la procesión que la hermandad de la Pasión estrenó el año pasado y puso el punto y final a los desfiles procesionales de Semana Santa.

A las once de la mañana salieron los dos pasos desde Santo Domingo y una hora más tarde llegaban a la plaza, el Cristo, por la calle de San Esteban y la Virgen, por Zapatería. Comenzó entonces un ritual esperado y emocionante, que arrancó numerosos aplausos de los placentinos cada vez que los costaleros levantaban alguno de los pasos. Los fieles eligieron mayoritariamente la plaza para presenciar el encuentro, a pesar de que no cesaron ni el viento ni el frío.

El Señor de la Pasión fue el primero en encaminarse hasta la puerta del ayuntamiento. Vestido de blanco y adornado con flores del mismo color, lo cargaban costaleros ataviados de verde y blanco al ritmo de los sones de la banda de cornetas y tambores Nuestro Padre Jesús Nazareno. Tras avanzar unos metros, le tocó el turno a la Virgen del Rosario, también íntegramente de blanco, pero esta vez cargada por costaleras apenas visibles bajo el paso. El ritmo del trayecto lo marcaba la Banda Sinfónica Ciudad de Plasencia y detrás, caminaban presidentes de las cofradías de Semana Santa y la concejala Mónica García, escoltada por policías locales.

ANTE EL AYUNTAMIENTO Una hora tardaron en encontrarse el Cristo y la Virgen desde su entrada en la plaza. El Cristo avanzaba varios metros al son de la música y paraba para dejar que la Virgen hiciera lo propio y, entretanto, aplausos y pétalos de rosa lanzados desde un balcón.

El momento más esperado llegó ante las puertas del ayuntamiento, donde el Señor de la Pasión fue al encuentro de la Virgen una y otra vez y viceversa hasta que los dos enfilaron juntos la calle del Sol para dirigirse hacia la iglesia de San Pedro.

Fue una procesión sin incidentes, salvo un pequeño mareo que sufrió una joven cofrade en el momento del encuentro debido a un golpe de calor mezclado con la emoción. Afortunadamente, otra cofrade, miembro de Cruz Roja, la atendió en la misma plaza y a los pocos minutos pudo continuar el desfile.