Acogedores musulmanes de Talayuela y Almendralejo, esquivos cristianos de Estambul, amables judíos de Casablanca. Minorías todas ellas en países que no viven como propios. Su religión, su cultura son el verdadero país.

Pero contemplando las imágenes de José Antonio de Lamadrid (Sevilla, 1962) no se diría que un conflicto latente se atisbe en sus vidas. Claro que el fotógrafo andaluz convivió con ellos pocas semanas. Llegó a sus casas, durmió en sus viviendas, comió junto a ellos, les siguió dentro y fuera, en sus fiestas, en sus trabajos, en sus oraciones.

Con este trabajo que le ocupó casi un año en diversos momentos, De Lamadrid construyó Los otros , un testimonio de tres minorías religiosas y culturales en países con otras creencias mayoritarias.

Hoy se inaugura una exposición con medio centenar de estas imágenes en el Museo Extremeño e Iberoamericano de Arte Contemporáneo de Badajoz.

El fotógrafo sevillano dejó el pasado año una larga trayectoria en los medios de comunicación para dedicarse a proyectos como Los otros . "Llevaba veinte años de trabajo. Al final iba de una rueda de prensa a otra y esto no me motivaba mucho. Era el momento de cambiar". Hizo fotografías para Diario 16 y la agencia Efe. También para las revistas Interviú y Tiempo , ambas del grupo Zeta. A mediados de los noventa empezó a distribuir su trabajo a través de la agencia Cover. Su último destino fue el diario ADN .

FINANCIACION Los otros es un proyecto financiado. "De otra manera sería imposible afrontar algo así". Desplazamientos, estancias, toda la infraestructura previa y fundamental para abordar esta historia de la vida cotidiana de esas culturas necesitaban el apoyo económico público y privado. En este caso de la Fundación Tres Culturas del Mediterráneo, Cajasol, el Ministerio de Asuntos Exteriores, entre otras instituciones.

De este modo, De Lamadrid ha podido comprobar en Extremadura el cambio que supone en el paisaje la presencia de la inmigración, aunque en la comunidad extremeña, sin embargo, la incidencia es mínima en comparación con las grandes ciudades. Y de hecho la concentración de inmigrantes en la región no se produce en los núcleos más poblados. Talayuela, la localidad donde el 40% de su población procede de Marruecos y tiene 4.000 habitantes de 24 países, es un ejemplo de este cambio.

En su estancia en el pueblo cacereño, el fotógrafo comprobó, según reconoce, que "los musulmanes no están integrados, pero conviven con el resto de los ciudadanos", aunque en algunas ocasiones se han producido conflictos, como la oposición vecinal a la construcción de una mezquita, que aún está en curso. Pero De Lamadrid insiste en que él ha viajado al interior de esas comunidades para compartir su vida cotidiana y darla a conocer.

"En Extremadura me acogieron bien, me contaron sus problemas, se dejaron fotografiar dentro y fuera de sus casas. Si no se relacionan es porque llevan su propia cultura, su propia forma de ver la vida".

Peor experiencia tuvo en Turquía, con su pequeña comunidad de cristianos, fundamentalmente ortodoxos, afincados en Estambul (el 2% del total de la población). "Allí son reacios a cualquier visita de extranjeros".

Al tratarse de comunidades cerradas, el sentimiento de rechazo que provocan entre la mayoría lo adquieren ellos mismos, de manera que ven el exterior como una amenaza.

Sin embargo, cuenta el fotógrafo sevillano, en Casablanca, donde conviven los escasos 3.000 judíos en mitad de un mar musulmán, su situación es más cómoda. "Están integrados", afirma. Aún así, reconoce que "se están yendo" poco a poco. En Marruecos constituyen la minoría más minoritaria de las tres.

Tras vencer reticencias previas a que un desconocido entrara en sus vidas, las tres comunidades han podido verse bien reflejadas en estas imágenes. "Les gusta porque es una visión directa de cómo son". Ahora pueden llegar, a través de esta exposición, a más gente a la que historias como las que cuenta De Lamadrid, son a veces escamoteadas por los medios informativos.

"Conocemos los problemas, la cara más dramática, pero no esta otra cotidiana. Además pocos medios pueden enviar quince días a un periodista a Marruecos para que hagan algo así".

Por ello, el fotógrafo sevillano insiste en su indagación de las minorías y prepara otro proyecto sobre los gitanos. Los Balcanes espera, aún sin fecha, su nuevo viaje.