El encuentro entre el Resucitado y la Virgen de la Aurora en la plaza de España la madrugada del domingo puso fin a la Semana Santa pacense. Cientos de personas, a pesar de las bajas temperaturas, acompañaron a los pasos desde su salida del Monasterio de Santa Ana pasada la media noche hasta su regreso casi tres horas después.

Las previsiones meteorológicas se cumplieron y el cielo estaba despejado a la hora de salida de la procesión. Por la tarde, mientras se montaban los pasos en el patio claustral del monasterio, al aire libre, la lluvia había empapado el manto de la Virgen, a pesar de que la imagen estaba envuelta en plásticos, y fue necesario sacarla a la calle para que se secara. El agua también rompió muchos de los cirios que iban en las andas.

A pesar del contratiempo, la Hermandad del Resucitado y los fieles pudieron vivir con devoción y júbilo el último desfile procesional, lleno de momentos emotivos. El primero, en las puertas del monasterio, cuando los costaleros pusieron frente a frente al Resucitado y a la Virgen para que las monjas de clausura de Santa Ana vivieran una representación del encuentro.

Otros de los momentos más especiales fue la parada en la ermita de la Soledad, donde la hermandad realizó una entrega de flores. Y tras la carrera oficial, llegó lo más esperado: el encuentro del Cristo, portado por hombres, con su madre, cargada por mujeres. Entonces, la Banda de la Hermandad del Resucitado y la de Fregenal de la Sierra interpretaron de forma conjunta el himno de España, se soltaron palomas blancas y se tiraron cohetes.

El hermano mayor del Resucitado, José Antonio Pinilla, reconoció que esta Semana Santa ha sido muy especial para la hermandad, que el Jueves Santo sacó por primera vez a la calle un nuevo paso: el Cristo de la Caridad en su Sentencia. "Tiene muchos devotos, si para el Resucitado tenemos problemas de costaleros, en el nuevo paso sobraban", contó. "Ha sido impresionante", añadió.