Los pararrayos radiactivos han desaparecido de la línea del cielo extremeña tras la culminación de la operación de desmantelamiento que la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) inició en 1993 en la región, respondiendo así a la prohibición que realizó el Gobierno en 1986 en cuanto a la colocación de este tipo de equipos.

Desde entonces se han realizado 498 solicitudes de desmantelamiento de pararrayos radiactivos en Extremadura, 285 de ellas en la provincia de Badajoz y 213 en la de Cáceres, de los que ya no queda ninguna unidad pendiente de retirada. Con ello, Extremadura es, junto a Canarias, una de las primeras comunidades autónomas en las que finaliza la operación de desmantelamiento, ya que todavía quedan por atender 112 solicitudes por toda la geografía española de las 21.925 peticiones que se produjeron en toda España.

SEGUIR INFORMANDO No obstante, desde Enresa han asegurado a este diario que todavía cabe la posibilidad de que el mapa extremeño de pararrayos radiactivos no esté a cero. Así, aunque el proceso de retirada ya ha finalizado en la comunidad autónoma --a nivel nacional terminará en el primer trimestre del próximo año--, Enresa mantendrá unidades operativas para poder atender posibles solicitudes.

Por ello, la empresa continúa informando a través de las diferentes administraciones, a fin de que los propietarios de industrias o edificios que poseen este tipo de instalaciones las revisen. Si el propietario desconoce el tipo de pararrayos instalado, puede enviar una fotografía a la propia Empresa Nacional de Residuos Radiactivos para que verifique si cuenta o no con el isótopo radiactivo americio 241, incluso cabe la posibilidad de que un técnico se desplace para comprobarlo. La recogida, de forma gratuita, se realiza en un mes desde que el propietario pide por escrito el desmantelamiento.

Cuando se llevó a cabo la prohibición de utilizar estas instalaciones, el Gobierno ofreció dos opciones a los propietarios de edificios que tenían pararrayos radiactivos: podían mantenerlos en su emplazamiento solicitando una autorización como instalación radiactiva o pedir la retirada por escrito a cargo de la Administración.

En España existían unos 25.000 pararrayos radiactivos que se instalaron en las décadas de los sesenta y setenta, de los que Enresa ha desmantelado una media de 1.500 cada año. Este tipo de instalaciones se diferencian de las convencionales en que tienen sobre el mástil una corona o cabeza con el citado isótopo radiactivo.

La corona del pararrayos se lleva a un laboratorio del Centro de Investigaciones Energéticas Medioambientales y Tecnológicas dependiente del Ministerio de Industria y Energía, en donde se prepara la la lámina de americio y se envía a una empresa inglesa, en donde son recicladas para usos industriales, en detectores de humo o en marcapasos. El resto del pararrayos se convierte en chatarra.