En humanos, el tejido que se emplea en esta terapia procede --aclara Verónica Crisóstomo-- de donantes que han sido sometidos a una cirugía con circulación extracorpórea. En este tipo de intervención hay que extraer un fragmento de aurícula que, aun siendo minúsculo, permite obtener "bastantes dosis por cada donante". Esta fase del ensayo ha comenzado recientemente tanto en Bélgica como en España, donde se está desarrollando en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid.

Allí fue presentado la semana pasada por el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Javier Maldonado; el jefe de servicio de Cardiología de este hospital, Francisco Fernández-Avilés, y por la exministra Cristina Garmendia, presidenta del grupo Genetrix, que cultiva las células procedentes de los tejidos extraídos, informa Efe.

En el ensayo, que podría prolongarse hasta finales del año próximo, se tratará a 55 pacientes, pero de momento se ha intervenido sobre siete y su evolución, que es muy favorable, ha permitido constatar que estas células se pueden administrar "con total seguridad y de forma sencilla en pacientes en una situación grave", explicó Fernández--Avilés, quien confirmó que la dosis empleada no produce "ninguna toxicidad, ni daño en el tejido cardiaco, ni ningún problema de tolerancia e inmunología".

Las células --la dosis se ha fijado en 35 millones-- se administran entre el quinto y el décimo día después del infarto, cuando la situación clínica del paciente se ha estabilizado. Se introducen por vía intracoronaria con un catéter muy pequeño y blando que no produce daño mecánico. El jefe de Cardiología incidió en que esta terapia "no es para tratar la insuficiencia cardiaca, sino que es para prevenirla y pretende actuar sobre el tamaño de la cicatriz y la evolución de la forma y la función del ventrículo izquierdo". Y si el estudio evidencia que se puede conseguir reducir el tamaño de la escara y que evolucione de forma favorable el ventrículo izquierdo, "se producirá un impacto tremendo sobre el riesgo de desarrollar insuficiencia cardiaca en los próximos tres o cinco años".