Te han hecho alguna vez una entrevista? ¿Qué te preguntarías? Leer las preguntas que mis alumnos se hacen a ellos mismos me permite conocerles mejor y a veces me permite conocerlos mejor que leyendo sus respuestas. En toda buena entrevista debe estar presente "el tener". ¿Por qué te empeñas en poseer en vez de en gozar? ¿Representa tu coche lo que ganas? Y "el ser". ¿Te conoces? ¿Te quieres? Y "el trabajo". ¿Sabes disfrutar de los lunes? ¿Estás obligado a dejar de ser como eres? ¿Qué haces para que te guste tu trabajo? Una de la cualidades que más valoro es la de "saber aprender". Quién enseña más a quién: ¿Un padre a un hijo o un hijo a un padre? ¿Sabes aprender de situaciones poco favorables? ¿Sigues culpando a tus padres de tus errores? Hay preguntas que parecen superficiales: ¿Eres guapo? ¿Te gusta tu cuerpo?... pero tienen mucha más importancia de la que parece.

Y PARA TERMINAR, "la gratitud". Es un espacio al que nos cuesta mucho acercarnos y suena contradictorio porque produce felicidad cuando agradeces. Es curioso suele ser más feliz el que agradece que el que recibe el halago. ¿Sabes quiénes son las diez personas más importantes de tu vida? ¿Debes escribir una carta a alguno de ellos? ¿Debes agradecer algo a tu maestro? ¿Le has expresado agradecimiento a tu madre?

Pero estas preguntas no se han hecho nunca en una entrevista, no nos engañemos. Es difícil y aburrido enfrentarse a todas ellas. Para cada una se necesita generar un contexto previo. El ser humano necesita preparar su cerebro antes de responder a cada una de ellas. Y esto es lo que hago en este periódico todos los domingos. Escribo 1.500 caracteres para poderte hacer una de estas preguntas que ya te hice artículos anteriores.

Y tú, ¿te has hecho alguna vez una entrevista?