Daniel sabe poco o nada de los problemas económicos, jurídicos y políticos que traen de cabeza al municipio que le acaba de acoger. Lleva solo tres semanas en Plasenzuela y su objetivo es absorber la mayor cantidad posible de conocimientos sobre el idioma y la cultura española. Eso le permitirá deselvolverse con destreza en el pueblo durante los 11 meses y medio que tiene por delante antes de volver a su país, Polonia.

Daniel Zysk es uno de los cuatro jóvenes que este año participa en Plasenzuela en el Programa de Servicio de Voluntariado Europeo, una iniciativa de la UE que, desde 1998, pretende estimular la movilidad de los jóvenes, implicarles en el ejercicio de una ciudadanía activa, ampliar su formación, fomentar la cooperación y hacerles partícipes de la construcción de Europa. O dicho de otra manera, es una especie de programa Erasmus para el voluntariado.

Es la décima ocasión que Plasenzuela acoge a participantes de este programa. "Empezaron viniendo uno o dos y este año serán cuatro", explica Lorenzo Martín, coordinador local de la Asociación Acción Rural-Cerujovi. Esta organización es la que posibilita que, gracias a los proyectos que presenta ante Bruselas, Daniel esté hoy en Extremadura y que, antes que él, una treintena de jóvenes europeos y americanos hayan pasado por el pueblo.

Normalmente se trata de estudiantes universitarios que han terminado su carrera o están a punto de hacerlo. "Vienen buscando aprender el idioma, porque en sus países la formación en idiomas es muy cara. Y se interesan mucho por la cultura. Pero también tienen que dinamizar la asociación, porque nosotros solo somos el camino para que vengan", apunta Lorenzo Martín. "Yo quiero aprender el idioma y la cultura hispana, conocer también la cultura sudamericana", confirma Daniel, que está a punto de cumplir 26 años y procede de un pueblo próximo a Varsovia. El es licenciado en Relaciones Institucionales y, de momento, es el único que ha podido llegar a Plasenzuela. El resto de sus compañeros --una alemana, un uruguayo y un guatemalteco-- todavía no han podido volar a España por los problemas causados por las cenizas del volcán islandés, que les canceló vuelos y les ha obligado a repetir los trámites burocráticos --visados--. El propio joven polaco estuvo varios días viajando de un aeropuerto a otro hasta que pudo llegar a Madrid.

Hacen de todo

Daniel ahora echa una mano en todo lo que puede. A lo largo del día, pinta y decora las fachadas de la guardería, juega a la petanca con los vecinos más mayores, echa una mano en la residencia de ancianos y la biblioteca, participa en la producción de un huerto ecológico u organiza actividades para los niños, entre otras cosas. Cuando se incorporen sus compañeros, el municipio contará con talleres de música, de inglés y de gimnasia, por ejemplo.

De momento está solo en la vivienda que compartirá con los tres jóvenes. Pero, frente a esa soledad y a la distancia que le separa de su familia y sus amigos, ha encontrado el calor de los vecinos del pueblo. "Plasenzuela es pequeño y muy tranquilo. Pero lo que más me ha sorprendido es que ésta es mi tercera semana y ya siento que conozco a mucha gente. Todos son muy amables y simpáticos conmigo. Todos me preguntan cómo estoy y se interesan por mí", explica Daniel, en un castellano bastante fluido --recibió clases de español tres meses en Polonia y aquí continúa con ellas--.

En total, medio centenar de participantes de este programa internacional se repartirán durante este año por España. A Plasenzuela llegarán cuatro. Vivares, Don Benito o el entorno de Monfragüe han participado en este Erasmus del voluntariado en otras ediciones.