No sopló las velas porque dice que cualquiera apaga 101 mechas, pero no fue por falta de vitalidad. Antonio Alvaro Ramos, un vecino de la localidad pacense de Orellana la Vieja, superó ayer el siglo de vida y lo celebró sin velas, pero rodeado de su familia, su alegría. Tiene cuatro hijos, "dos hembras y dos varones", ocho nietos y un biznieto con los que comparte un cariño mutuo. En la casa que levantó en el municipio cuando se casó con su esposa Jacinta, ya fallecida, Antonio recibió ayer el afecto de sus seres queridos y de sus vecinos, que también quisieron obsequiarle por su aniversario. El año pasado, al alcanzar la centena, el alcalde de Orellana le homenajeó con una placa y este año también quiso hacerle un regalo en nombre del pueblo que le vió nacer.

"La verdad que es un don poder seguir cumpliendo más años", señala al otro lado del teléfono Antonio, conocido como el Serrano porque su abuelo descendía de una familia de Segovia a la que denominaban así. A sus 101 años recuerda que apenas ha pasado 12 días en un hospital. "Lo peor que tengo es la vista", dice presto. ¿Cuál es el secreto de la longevidad? "El trabajo duro en el campo hasta sin poder y comer de todo, es lo que yo he hecho siempre". Este abuelo comenzó pronto a trabajar en la agricultura. "Sembraba melones, habas, garbanzos,... Me retiré pero seguía trabajando en la huerta para que a la familia no le faltara de nada". Dice que de su círculo más cercana es el único que ha llegado a los cien años y está orgulloso de ello. Cada mañana sale de paseo y por las tardes se va al "club", el centro de mayores de Navalvillar de Pela, donde reside con uno de sus hijos. "Allí hago poco porque como la vista me falla no puedo jugar al dominó ni a las cartas, pero nos damos compañía". Explica que se sigue valiendo por sí mismo --"me apaño solo"-- y no olvida el episodio más trágico de la historia que le tocó vivir de cerca. "La guerra fue dura, como todas. Al principio me iba a salvar porque no daba la talla, había que medir 1,70 y yo medía 1,62, pero luego rebajaron el listón y nos mandaron a llamar. Estuve 13 meses en El Pardo y en la División de Navarra", rememora. Antonio es uno de los más de 300 centenarios que siguen cumpliendo años en Extremadura.