Carlos Cuesta tiene una discapacidad visual. "Por un ojo no tengo nada de visión y en el otro tengo miopía, aunque no llega a una dioptría", explica. Además sufre problemas en la zona del paladar. Por estas minusvalías recibe una pensión de 200 euros mensuales, una cuantía a la que a partir de ahora sumará su salario como empleado de la Organización Nacional de Ciegos (ONCE). "Trabajo vendiendo cupones desde hace apenas 20 días y estoy muy feliz de poder trabajar. Porque por lo menos gano algo". Con este dinero --que "aún no es mucho"--, podrá contribuir a mejorar ligeramente la situación económica de su familia, ya que sigue viviendo con sus padres. "Es tan solo una pequeña ayuda", recalca.