TStomos diferentes, todos y todas, originales y singulares, afortunadamente. Una diversidad que una y otra vez intentas poner en positivo en tu día a día, destacando que lo diferente es bueno, que la diversidad enriquece, que es incluso hasta mas divertido. Cuantas veces le he repetido a mis hijas lo afortunadas que son por tener tres madres, una mamá y una mami que las cuidan y quieren a diario, y una mujer que tuvo la valentía de traerlas a este mundo.

Pero esa gran virtud, nuestra diversidad, nuestra gran riqueza, también es en muchas ocasiones nuestra debilidad. Por ello es imprescindible fomentar espacios para compartir, escenarios donde esta diferencia, nuestro denominador común, se convierta en nuestro refuerzo positivo, en nuestro valor añadido. Encuentros de familias LGBT.

Encuentros que contribuyen de manera muy significativa a superar barreras y construir espacios de tolerancia, respeto y conocimiento mutuo, que serán experiencias irrepetibles para nosotras, nosotros y nuestros hijos e hijas.

Lo vivido el pasado fin de semana en Cáceres en el Encuentro de Familias LGBT organizado por Fundación Triángulo ha sido un cúmulo de sensaciones, una montaña rusa de emociones, un descubrimiento de familias valiosas y valientes que hemos compartido risas, lágrimas, miedos, ánimos, agradecimientos, orgullo, compromiso, felicidad... Sentimientos que guardaremos y usaremos como refuerzo positivo ante dificultades por venir.

Hemos aprendido lo necesario que es empatizar, tener limpia la mirada, a verbalizar temores, y ante todo a compartir. Son ocasiones de intercambio y de interacción. Es vital participar en ellos, favorecer que se desarrollen, propiciar que se repitan cuantas mas veces mejor, reclamarlos como un derecho y claro está, felicitarnos a todos y a todas por hacerlos realidad, por poner a nuestro alcance espacios donde compartir experiencias en el camino de construir nuestras familias y convivir como tales. No tardemos en propiciar el próximo!