Cada año en la región más de 100.000 trabajadores cogen una baja laboral temporal, lo que supone casi un tercio de los extremeños en activo, y, según los especialistas, una tercera parte de esas incapacidades son discutibles. Las causas más frecuentes por las que los empleados dejan de asistir a su lugar de trabajo son la gripe y los catarros y el mayor número de bajas por estos motivos se produce en el periodo que coincide con los meses de invierno, según los datos que maneja el Servicio Extremeño de Salud (SES). A estas dos afecciones les siguen los cuadros asmáticos y las alergias, que se producen principalmente en la primavera y que también suelen alejar a muchos extremeños de sus centros de trabajo.

En Extremadura sólo un tercio de la población puede coger una baja laboral, es decir, los cerca de 350.000 trabajadores extremeños que están en activo. Según los especialistas, del total de trabajadores una tercera parte suele darse de baja, y, de igual forma, un tercio de estas decisiones médicas se consideran discutibles o modificables.

El SES es consciente de esta situación y ya ha celebrado cursos formativos sobre incapacidad temporal en Atención Primaria, con el objetivo de estudiar y reducir el número de bajas laborales que se producen en la región. Estos cursos, en los que también colaboran la Consejería de Sanidad y Consumo, el Instituto Nacional de la Seguridad Social y las mutuas, pretenden servir para que los médicos de familia mejoren diversos aspectos relacionados con la gestión de este tipo de incapacidades laborales.

La finalidad es intentar que la baja dure el tiempo que realmente necesita el paciente, ya que las repercusiones de una incapacidad son importantes, a nivel social y económico.

UN PROBLEMA COMUN No obstante, las cifras que se manejan en la región no están muy alejadas de las que se dan a nivel nacional, en donde también la enfermedad de referencia para darse de baja es la gripe.

En los últimos años la Consejería de Sanidad y Consumo mantiene una guerra constante contra esta enfermedad, ya que una reducción de la misma supone también un beneficio económico, debido a que se evitan gastos como consultas médicas y de enfermería, ingresos hospitalarios y medicamentos.

El Sistema Centinela de la Gripe --el programa de vacunación que realiza la sanidad regional-- evitó 31.985 casos en la región la pasada temporada epidémica, según los datos de la Red de Vigilancia Epidemiológica.

Con ello, sostienen desde la consejería, se ha evitado la pérdida de un gran número de jornadas laborales a un coste relativamente bajo. La razón, aseguran, es que teniendo en cuenta el valor de la adquisición de las vacunas administradas, cada caso evitado habría costado 25,83 euros, mientras que el coste de asistencia y tratamiento de un caso de gripe oscila entre los 40 y los 120 euros, sin contar con el coste de las posibles complicaciones.