THtace más de tres años que el Gobierno regional con su presidente, el señor José Antonio Monago a la cabeza, se comprometió con el alcalde, Pedro Acedo , para dotar a la ciudad de un Estatuto de Capitalidad como el que tienen todas las capitales autonómicas salvo la nuestra. Pero después del tiempo transcurrido y a pesar de su compromiso personal, el texto no ha sido aprobado y su tramitación se retrasa hasta no sabemos cuándo.

Y me gustaría recordarle a ambos que ese es un asunto que debería estar consensuado por todas las fuerzas políticas de la Corporación Municipal, así como por la opinión de las distintas asociaciones ciudadanas, que algo podrán decir al respecto.

El asunto puede que sea más enrevesado de lo que algunos piensan. De hecho, que yo sepa solamente Izquierda Unida ha redactado y presentado un documento en regla en el que reivindica como la cosa más natural del mundo las instituciones que por ley, deben estar en Mérida como capital autonómica que es: la sede de la Delegación del Gobierno, la tercera zona de la Guardia Civil de Extremadura, la Jefatura de Tráfico y la Jefatura de la Policía Nacional de Extremadura.

Además, en un ejercicio de responsabilidad, el alcalde y candidato a la alcaldía debería cumplir lo que prometió ya en el año 2003 y velar por que en ese Estatuto de Capitalidad aparezcan todas esas justas reivindicaciones, con las que él también se comprometió ante todos los emeritenses.

No hace falta decir que en estos últimos 14 o 15 años la estructura universitaria en el ámbito regional ha crecido con 14 titulaciones y ninguna de grado en Mérida, que es la única capital autonómica que no está a la altura de su importancia en el terreno universitario. Este debería ser también un asunto a contemplar en el Estatuto de Capitalidad.

El importe económico que se acuerde para la ciudad debe tener su importancia, pero no solo de pan vive el hombre, como dice el refrán. Aprueben ya de una vez el dichoso Estatuto con las competencias antes aludidas y no lo dejen para el final buscando otros intereses, los electorales.