A sus 64 años, las vivencias políticas del diputado socialista Victoriano Durán han sido intensas. Profundamente marcado por "el cura comunista" de su pueblo, decidió dedicarse a la política para ayudar a los demás a costa del sufrimiento de su familia.

--¿Cómo empezó en el mundo de la política?

--Ingresé en 1972 en la Organización Revolucionaria de los Trabajadores, un partido en el que entonces militaba Angel Calle. Yo nací en una barriada obrera, pertenezco a la minoría étnica de los mercheros y siempre he estado muy ligado a los movimientos sociales. Entré en política para intentar mejorar las cosas, algo que me ha costado la cárcel.

--¿Qué supone estar en la cárcel por las ideas políticas?

--Tienes una clarividencia absoluta para saber perfectamente lo que tienes allí dentro y lo que tienes fuera, y eso te hace una persona más fuerte y más notable.

--Pero las cosas han cambiado...

--Han cambiado para bien, pero también para mal. Añoro los primeros años de gobierno de Juan Carlos Rodríguez Ibarra, que para mí ha sido un ídolo por su lucha contra los caciques y los terratenientes. Ahora sin embargo la situación es muy complicada, y me da miedo que los políticos terminen siendo los mamporreros de los bancos.

--¿Qué ha aprendido en todos estos años?

--He aprendido que hay sin vergüenzas y personas honestas en todas partes y que no es bueno dejar enemigos en ningún sitio.

--¿Tampoco en la Asamblea?

--No, nunca he sido un político conflictivo e incluso he tenido que poner parte de mi dinero para financiar campañas políticas.

--¿Qué momento político no olvidará nunca?

--Una promesa que me hizo Ibarra siendo yo diputado de la oposición. Lo acusé de haber construido un puente para sacar pinos en una zona donde el acceso para las personas estaba en mal estado. Me dijo que si era cierto lo arreglaría, y después me invitó a la inauguración.