No hay genes que predispongan al ser humano a ser anticatalán o antiextremeño. Tampoco hay razones históricas que justifiquen las últimas tensiones Extremadura-Cataluña. La tirantez entre estas dos autonomías se alimenta, por tanto, de un cóctel de prejuicios, tópicos y excesos dialécticos de la clase política, convenientemente macerado por los medios de comunicación.

Estas son algunas de las conclusiones que se extraen del I Encuentro Extremadura y Cataluña. Los extremos se tocan , que ha reunido a varios líderes de opinión de ambas autonomías durante dos jornadas en Alcántara.

"El problema es que se ha tendido a subrayar lo poco que nos separa, más que lo mucho que nos une", sentenció el catedrático de Historia Moderna Miguel Angel Melón durante una ponencia en la que desgranó los vínculos históricos de Extremadura y Cataluña gracias al negocio de la lana.

De la misma forma, el empresario corchero Jorge Gruart abundó en este mismo tipo de relaciones comerciales, pero relativas al sector del corcho. "La mejora de la calidad de los tapones extremeños se debe en gran parte al apoyo catalán", dijo en su intervención.

El debate sobre la mayor dosis de autogobierno y de fondos que reclama Cataluña en su nuevo Estatuto de Autonomía, así como la polémica derivada de la protección de la lengua catalana, centró los momentos más interesantes del encuentro. El presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara, aseguró que gran parte de las tensiones se derivan de que el Estado de las Autonomías "no se ha terminado de construir". Para concluir el proceso, dijo, se precisa la "corresponsabilidad" de todas las comunidades hacia sus propios territorios, pero también hacia "el conjunto de España". "Somos parte de un todo y debemos entendernos y respetarnos", concluyó.

Desde un punto de vista catalán, el periodista Enric Juliana, de La Vanguardia, argumentó que uno de los grandes "problema" es que este Estado autonómico se construyó a base de "intuiciones e improvisaciones", lo cual provoca que, a día de hoy, el proceso esté agotado y esté contribuyendo a "la deriva de España".

Bajo su óptica, la tensión entre autonomías, "es lógica cuando se ha construido un edificio autonómico con distintos niveles". Apuntó que el "mal humor" crece en la sociedad catalana por la "incomprensión" que siente, pero estimó que una mayoría de los ciudadanos se siente cómodo en el Estado de las Autonomías, pese a discusiones como la del Estatut.

El coordinador del encuentro, Nacho Sánchez Amor, reflexionó sobre cómo en el imaginario colectivo "Extremadura y Cataluña representan hoy las dos posiciones más alejadas en la hipotética línea continua que ensarta a todas las demás regiones y nacionalidades", pero mostró su convencimiento de que hay que "derribar tópicos" entre ambas comunidades, "limpiar telarañas" y "mirarnos con más curiosidad que desconfianza".

La jornada terminó con las diferentes visiones de los periodistas Ramón Font, Javier Moreno, Alonso de la Torre y Joan I. Ortuño.