Extremadura debe reestructurar su economía mediante el redimensionamiento de la producción hacia sectores industriales y establecer un plan estratégico regional de infraestructuras, según un informe de la Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas). En dicho estudio, en el que se analiza el nivel de ajuste y la trayectoria de cada región e identifica los factores de crecimiento y sus limitaciones, se indica también que Extremadura debe "avanzar en términos de aglomeración de la población".

Uno de los puntos débiles de la economía extremeña, según el informe, es que está basada en sectores intensivos en mano de obra de baja cualificación y con escasa productividad, además de ser fuertemente procíclicos (como el sector de la construcción) o especialmente vulnerables a los factores externos. Pese a todo, los niveles individuales de calidad de vida son superiores a la media nacional.

Para consolidar la recuperación y lograr un crecimiento sostenido se impone, según Funcas, reestructurar la economía hacia sectores industriales y fijar un plan estratégico de infraestructuras "que permita mejorar la accesibilidad de la región y avanzar en su competitividad".

Señala el estudio que, entre 2008 y 2013, la economía española registró una contracción anual equivalente del 1,53 por ciento, mientras que en el primer año de recuperación creció el 1,26 por ciento, y añade que "ni durante la crisis ni durante la recuperación posterior, las regiones han tenido un comportamiento similar". Destaca que Castilla-La Mancha y Melilla registraron caídas en su Producto Interior Bruto (PIB) per cápita superiores a la media e, incluso, -precisa- continuaron disminuyendo en 2014.

En esta relación, les siguen, aunque ya con leves crecimientos, Andalucía y Murcia, mientras que en el extremo contrario se sitúan La Rioja, Madrid y Cataluña, donde el PIB per cápita cayó menos que la media nacional durante la crisis y el cambio hacia una tendencia alcista en el año 2014 fue más significativo.