Asegura el ecónomo diocesano de Mérida-Badajoz, Julián Peña, que, para ellos, la principal fuente de financiación es la donación directa de los fieles (recolectas, campañas, cuotas periódicas...), mientras que la aportación a través del IRPF «no es tan cuantiosa como se piensa». No obstante, en esta archidiócesis el dinero recibido por asignación tributaria supone un 28,92% del total, lo que traducido implica más de 3,6 millones de euros. Además, si se analizan las cuentas de las diócesis de Coria-Cáceres y Plasencia, en ambas el dinero procedente de la casilla de la declaración de la renta significa, en porcentaje, la mayor fuente de ingresos: un 26,59% y un 40,40%, respectivamente.

Según los datos publicados esta semana por la Conferencia Episcopal, Extremadura es la segunda comunidad autónoma (por detrás de Castilla-La Mancha y por delante de La Rioja y Murcia) que más aporta a la Iglesia católica marcando la casilla del IRPF. La cifra está en el 46,86% del total de declarantes (en Cataluña, la que registra el dato más bajo, es del 19,76%). Esto significa que -según los últimos datos disponibles, que son del año 2015- hay 220.910 extremeños que dejan de aportar un 0,7% a la hucha común para destinarlo directamente a la institución eclesiástica. La cantidad económica suma más de 4,1 millones de euros. Pero además también se ha incrementado el número de equis en la opción de fines sociales (se pueden marcar ambas a la vez, una de las dos o ninguna), cuyo dinero se destina a diversas asociaciones, entre ellas, algunas católicas como Cáritas o Manos Unidas.

Otro dato a destacar es que Badajoz es una de las únicas cuatro provincias españolas (junto con Cuenca, Ciudad Real y Jaén) en que más de la mitad de los contribuyentes (la tasa es del 50,02%) marcan la citada casilla de la Iglesia.

En el conjunto nacional, la cantidad asignada se sitúa en 249,16 millones de euros. En números absolutos, se presentaron 7.347.612 declaraciones (el 34,93%) a favor de la institución eclesiástica.

El ecónomo diocesano de Mérida-Badajoz explica que todo el dinero recaudado en Extremadura llega directamente a la Conferencia Episcopal. «Después ellos se encargan de repartirlo, en base a sus propios criterios internos, entre la archidiócesis y las diócesis extremeñas», indica. Las tres principales son Mérida-Badajoz, Coria-Cáceres y Plasencia. «Pero también hay una pequeña parte que pertenece a Toledo (como ocurre con el monasterio de Guadalupe)», subraya.

¿A qué se destina? / En este sentido habría que destacar que, efectivamente, más del 80% del dinero que llega a través de la declaración de la renta a la Conferencia Episcopal se remite a las diócesis, las cuales lo emplean, entre otros gastos, en abonar nóminas.

Entre Mérida-Badajoz, Coria-Cáceres y Plasencia suman, por ejemplo, 620 sacerdotes. «El sueldo medio es de mil euros», asegura Julián Peña. Al que habría que añadir algunas dádivas y la vivienda. «Pero lo que se hace es que todos los donativos se ponen en una hucha común», incide Peña.

El porcentaje de dinero restante que recibe la Conferencia Episcopal se destina a diferentes capítulos como Seguridad Social del Clero (6,5%) o Campañas de financiación de la Iglesia (1,9%). A Cáritas sólo se remite un 2,5% de esa cuantía recogida por la casilla del IRPF.

AUTOFINANCIACIÓN / El proceso de autofinanciación de la institución eclesiástica se inició en 1979. No obstante, actualmente, la cuarta parte de su presupuesto procede del dinero que los ciudadanos aportan voluntariamente cuando hacen la declaración de la renta. Esa posibilidad es una excepción que el Gobierno ofrece al contribuyente desde 1988.

El dinero que recibe la Iglesia del Estado motiva la oposición de colectivos como Europa Laica (que cuenta con representación en Extremadura), desde donde critican que la institución obtenga también financación gracias a subvenciones públicas o a través de otras fórmulas como los centros de enseñanza concertada o diversos eventos religiosos.