A principios de la década de los 80, hubo en España un ministro de Asuntos Exteriores llamado Fernando Morán que se preocupó enormemente por las relaciones culturales con Portugal. Fruto de esos desvelos fue la creación de una cátedra de lengua portuguesa en la Universidad de Extremadura.

Al tiempo que esta cátedra nacía, Juan María Carrasco González, un joven investigador medio gallego, medio extremeño, es decir, raiano hasta la médula, regresaba de Lisboa, donde había estado becado para realizar su tesis doctoral, y se hacía cargo de la nueva cátedra de la universidad extremeña en Cáceres.

En aquella época, las relaciones de Cáceres con Portugal eran mínimas: no más allá de un pequeño grupo de intelectuales. Como botón de muestra, baste recordar que cuando la portuguesa Caixa Geral de Depositos compra el Banco de Extremadura al BBV , hubo al principio tantos problemas para entenderse entre ambos bancos que se enviaban las comunicaciones escritas en inglés.

La situación ha variado sustancialmente. Hoy hay seis cátedras de portugués en la universidad española (Santiago, Salamanca, Granada, Barcelona, Palma de Mallorca y Cáceres), pero los estudiantes universitarios de portugués extremeños son más que todos los del resto de universidades españolas.

¿Cuál era la situación en 1986, cuando usted llega al campus de Cáceres?

-- Se estaba construyendo una identidad extremeña que no tenía en cuenta la frontera con Portugal. No había una identificación con el mundo portugués. Extremadura era periferia con respecto a Madrid. Ahora, gracias a haber descubieto la frontera, en lugar de ser periferia, estamos en medio. En estos años ha habido un gran esfuerzo por parte de la Junta, aprovechando los programas especiales de Bruselas, para recuperar un mundo de la frontera luso extremeña lleno de riqueza cultural, de dialectos...

DE BARRANCOS AL JALAMA

¿Podríamos repasar las peculiaridades dialectales y de otro tipo de la Raya, de Barrancos al norte de Cáceres?

-- Barrancos es un pueblo portugués en el límite con Huelva y Badajoz, donde hay influencias del habla andaluza moderna. En Olivenza y en La Codosera hay localidades de habla alentejana moderna, al igual que en alquerías fronterizas de Valencia de Alcántara como Jola, Fontañera, Aceña, El Pino. Cedillo tiene su origen en un caserío donde se asientan familias portuguesas en el siglo XVIII con actividades comerciales y buscando unas tierras que eran más baratas que en Portugal. Herrera de Alcántara es una población de origen medieval conquistada a los moros por los portugueses. Pasa a España definitivamente al tiempo que Campo Mayor y Olivenza pasan a Portugal, pero sus habitantes siguieron siendo portugueses de origen y habla y así siguieron hasta la actualidad. Se cerraron las fronteras en el siglo XVIII y ya no vuelve a haber relaciones fluidas prácticamente hasta el siglo XX. En Herrera se habla lo que allí llaman firrereño, pero que es portugués, aunque ellos no son conscientes de hablar portugués. Tampoco lo identificaban con el habla de Cedillo, pedanía de Herrera donde se hablaba portugués moderno.

Después está el caso del valle del Jálama.

-- Es la zona más interesante con Eljas, Valverde del Fresno y San Martín de Trevejo, cuyas hablas no son de origen portugués, sino de origen anterior a la existencia de Portugal. Provienen de pobladores gallegos que se instalan allí con motivo de la reconquista y de las repoblaciones del rey de León. Al nacer Portugal, el valle queda aislado del castellano porque por un lado estaba Portugal y por el otro, la provincia de Cáceres y el sur de la de Salamanca, que eran zonas de habla leonesa, no castellana. Las hablas de esta zona son de origen más gallego que portugués, aunque se hayan visto influidas por el portugués de un lado, por el leonés de otro y, en época más moderna, también por el castellano.