La celebración en Extremadura de una Feria Internacional de Ornitología no es una casualidad. La región se ha convertido en el último reducto de la fauna europea y en el espacio donde observar especies singulares o en peligro de extinción. Son muchas las razones por las que la región se ha erigido como enclave privilegiado de gran interés desde el punto de vista de la fauna. La primera de ellas es la diversidad geográfica y de ecosistemas que alternan sierras con llanuras y vegas con riberas, pastizales, roquedos...

Además, Extremadura se ha mantenido al margen del proceso generalizado de degradación medioambiental, lo que ha propiciado que sea aquí donde muchas especies amenazadas tienen su espacio para reproducirse.

Con más de 400 especies diferentes, en Extremadura pueden destacarse un grupo de aves con especial relevancia: águila imperial ibérica, cigüeña negra, buitre negro, avutarda, cigüeña blanca, aguilucho cenizo, sisón, y cernícalo primilla.

Así, del águila imperial ibérica existe en Extremadura una población repartida entre Monfragüe y la Sierra de San Pedro que se acerca a las 30 parejas. La cigüeña negra es una de las aves más amenazadas de toda Europa y Extremadura alberga el 75% de la población.

Por su parte, el buitre negro es una de las especies que durante el siglo XX ha experimentado una mayor reducción. El Parque de Monfragüe tiene la mayor concentración de ejemplares, que también se reparten por la sierra de Gata y sierra de San Pedro.

Muy reclamada por los aficionados es la avutarda, que en la región tiene unos 6.000 ejemplares.

Por su parte, el aguilucho cenizo es una de las rapaces que ha visto disminuida su presencia en Europa en los últimos años, puesto que hace sus nidos a ras de suelo.