Cinco Medallas al deporte, la música, la educación y la cooperación. El teatro romano de Mérida acogió anoche el acto de entrega de las Medallas de Extremadura, el máximo reconocimiento que otorga la región. El equipo de fútbol femenino Santa Teresa; el colegio San José de Villafranca de Los Barros, el Orfeón Cacereño; el cantautor José Ronseiro ‘Pepe Extremadura’ y la cooperante María Victoria López Blázquez, directora de Medicos Mundi, han sido los premiados este año. Todos recogieron ayer sus galardones en un emotivo y reivindicativo acto celebrado en la capital autonómica ante unas 3.000 personas y conducido por los periodistas extremeños Ana Galán y Luis Troya.

La celebración arrancó unos 20 minutos después de lo previsto, con el izado de banderas y la interpretación del himno de España a cargo de la Orquesta Joven Ciudad de Mérida bajo la dirección de Pilar Vizcaíno. A continuación tuvo lugar la entrega de Medallas, el «discurso ciudadano», este año a cargo de la periodista y también Medalla de Extremadura Pepa Bueno (en 2015 se decidió excluir de este acto los discursos políticos) y finalmente, el grupo ‘Mestura’, integrado por extremeñas y dirigido por Jesús Ortega, interpretó el himno regional como «broche femenino que reivindica el papel que ha tenido la mujer a lo largo de la historia del flamenco». El acto concluyó con la actuación del Ballet Folclórico de Extremadura, dirigido por Eduardo Acero.

El primero en recoger el galardón fue el colegio San José de Villafranca de Los Barros. Su director, Rafael Mateos, quiso extender el reconocimiento a toda la comunidad educativa extremeña y a pesar de la polémica de los últimos días (a la que no se refirió en su discurso) mostró su alegría por el galardón. «Han pasado 125 años con el mismo espíritu de servicio a la sociedad extremeña y abierto a todo sin distinción. Recibimos esta Medalla con alegría, humildad y responsabilidad para seguir formando hombres y mujeres para los demás, como dice nuestro lema», afirmó.

EL GALARDÓN MÁS PRECIADO / Después fue el turno del Orfeón Cacereño. Su presidente, Juan Carlos Bravo, aseguró muy emocionado que la concesión de la medalla figurará como «el más preciado galardón» entre los cientos de reconocimientos que llenan sus vitrinas. Bravo hizo visible la ilusión y el orgullo del Orfeón por haber sido distinguido y destacó su trabajo diario y amor por la música, que muchas veces obliga a sus componentes a dejar de lado sus obligaciones para entregarse a sus repertorios.

La tercera premiada de la noche fue la médico Victoria López Blázquez, directora de Medicos Mundi Extremadura y premiada por su labor y dedicación a los demás. Reconocida también con el premio Príncipe de Asturias de Humanidades, López destaca por su labor durante el genocidio de Ruanda.

La premiada se mostró muy agradecida al recoger la Medalla de Extremadura. Explicó que su trayectoria como médico en el continente africano forma parte de «una vocación clara al servicio de los más pobres». «Cada vez estoy más convencida de que somos lo que hacemos. Y si es coherente y honesto, la vida tiene más sentido para nosotros y los demás», dijo una de las galardonadas más aplaudidas, que consideró su reconocimiento «un empujón claro a favor de los más pobres y una apuesta decidida por la colaboración y la cooperación».

El acento reivindicativo de la noche lo puso el cantautor José Ronserio ‘Pepe Extremadura’, que ha conseguido este año la Medalla tras cinco candidaturas fallidas. «Me sobran los motivos para estar agradecido, por eso tiendo mi mano desde el teatro romano y me declaro vuestro amigo. Que te premien siempre es fantástico y gratificante, sobre todo los que nos decidamos a este maravillo y complicado mundo de la música», afirmó el cantautor, que se congratuló por «haber conseguido el milagro» de ser profeta en su tierra, algo que atribuyó al «cariño» que le tienen los extremeños. Ronseiro, que se definió a sí mismo como «el cantautor de los extremeños», consideró «una vergüenza» que el Monasterio de Guadalupe (hoy acogerá los actos religiosos del Día de Extremadura) siga perteneciendo a la diócesis de Toledo. Y lo del tren, dijo, «más de lo mismo»: «nos están tomando el pelo de manera descarada y ya va siendo hora de que digamos basta, no somos una república bananera», señaló.

Las últimas en recibir el galardón fueron las chicas del club de fútbol Santa Teresa. Su presidente durante los últimos 13 años, Pablo Ritoré, defendió la Medalla «a un club, a un sueño hecho realidad». Un equipo femenino que transporta cada 15 días a Badajoz y la región por todo el territorio nacional y uno de los pocos que tienen un equipo en primera y en segunda. «Un ejemplo de positivismo, trabajo, humildad, ambición y sobre todo, igualdad en el deporte». «¡Viva Santa Teresa Badajoz. Viva Extremadura. Y Viva España!», concluyó la entrega de Medallas.