Tras un parón de cinco años el sector de las renovables vuelve a mirar al futuro con esperanza, aunque en el caso de Extremadura no sin preocupación. El Ministerio de Energía va a licitar incentivos para instalar hasta 3.000 megavatios (MW) de energías limpias en el conjunto del país, una subasta que se celebrará previsiblemente en mayo y a la que podrán optar todos los promotores que tengan interés en poner en marcha proyectos de cualquier tecnología: eólica, solar o biomasa. Para la región, la importancia de la convocatoria radica en el empujón que puede suponer para la reactivación del sector fotovoltaico, con más de 2.000 MW en condiciones de pujar. El problema, afirma el consejero de Economía e Infraestructuras, José Luis Navarro, es «la letra chica» de las bases, que favorece a la energía eólica frente a la solar.

«Es cierto que 3.000 MW es mucha potencia. Pero claro, si pensamos que tenemos que recuperar cinco años atrás totalmente perdidos no es tanto», apunta el consejero. Según explica, esta convocatoria es «la primera gran subasta» de energías limpias en el sistema eléctrico español y la segunda de este tipo que se lleva a cabo tras el levantamiento de la moratoria del Gobierno a la instalación de nueva potencia renovable subvencionada. A principios de 2016 ya se subastaron 700 MW (500 se adjudicaron a proyectos de energía eólica y 200 para biomasa, que salieron finalmente sin prima), pero Navarro detalla que «el resultado ha sido muy insatisfactorio» porque ninguno de los adjudicatarios (Ence, Forestalia o EDP están entre ellos) han mostrado a día de hoy intención de llevar a cabo los proyectos.

Pese a ello, el responsable regional valora de forma positiva la celebración de estas subastas al entender que se configuran como «una buena herramienta» para introducir el uso de renovables al coste más barato para el sistema eléctrico. En este caso no obstante, critica las reglas del juego que ha marcado el Ministerio de Energía, «que nos llevan a un tipo de subasta muy rara». Primero, porque lo que se oferta no es el precio de la energía, sino el importe de la inversión; segundo, porque no se ha establecido ningún cupo o reserva de MW para las diferentes tecnologías, de forma que «a las que son más eficientes económicamente, la fotovoltaica y la eólica, se las obliga a competir entre sí». A ello se suma que pese a que «en la declaración de principios de la subasta se cita expresamente la neutralidad tencológica, cuando uno se pone a leer ve que no es cierto», sentencia el consejero. Si un proyecto fotovoltaico y otro eólico empatan ofertando la bajada máxima, se decide en función de las horas de producción de energía al año, y las bases dan más horas al año a la eólica que a la fotovoltaica. «Con lo cual, en caso de empate se resuelve a favor de la eólica. Y estamos muy muy preocupados por cómo puede afectar esto a los intereses de Extremadura», apostilla Navarro. Y es que Extremadura es, junto a Madrid, la única comunidad sin un megavatio de energía eólica instalada.

La región comenzó el desarrollo muy tarde y cuando por fin parecía que los proyectos iban a empezar a hacerse realidad llegó la crisis y con ella el recorte de las retribuciones. Una situación muy diferente a la que existe con la energía solar, donde Extremadura es una de las potencias a nivel nacional con más de un tercio de las 50 termosolares que operan en España y 561 megavatios de fotovoltaica instalados (el 12% del total nacional).

PROYECTOS / Así, para el consejero «lo razonable» sería que en la subasta se estableciera un cupo entre energía eólica y fotovoltaica, y que dentro de esta última «un porcentaje significativo viniera a Extremadura». Las fotovoltaicas de Talaván, Calzadilla de Los Barros, Castuera y Usagre son algunos de los proyectos que pueden concurrir a la convocatoria, así como el parque eólico de Plasencia, entre otros muchos más pequeños. La decisión dependerá de las empresas, que son las que tienen la última palabra. Según Navarro, «es posible que no todas se presenten porque se exige un aval muy grande y si lo hacen, tienen que estar muy convencidas de ejecutar el proyecto».

Al igual que Navarro, también desde el Clúster de la Energía se muestran críticos con el ministerio. Ya que ha dejado ver esa preferencia por la energía eólica, su presidente, Vicente Sánchez, vaticina que «Extremadura va a aportar más bien poco» en la licitación y pide que «por lo menos no sea perjudicial» para los intereses de la región. «¿Nos parece bien la subasta? Todo lo que sea impulso a las renovables nos parece bien, pero entendemos que el sector se debe dinamizar de otra forma y apostar por el autoconsumo», afirma.

El Clúster, que lamenta que la subasta sea «un parche» al que el Gobierno recurre para cumplir con los objetivos 20/20, aboga por un mercado regulatorio transparente, con medidas y objetivos a largo plazo. «No es cuestión de seguir poniendo grandes plantas sin quitar lo que hay, se necesita hacer una previsión de ese mix energético del que tanto se habla», apostilla.