Extremadura registra anualmente 2.600 nuevos casos de ataques cerebrales (ictus). Además, con 112,21 muertes por 100.000 habitantes y año, es la cuarta región con mayor tasa de mortalidad por esta patología, después de Galicia, Castilla-La Mancha y Asturias.

Para los neurólogos José Ramírez e Ignacio Casado, la detección inmediata es vital para disminuir la posibilidad de muerte por ictus. Así lo pusieron ayer de manifiesto en la presentación del Día del Ictus, celebración que pretende alertar a la sociedad de la importancia de una rápida detección y tratamiento de la enfermedad para salvar vidas o evitar daños irreversibles.

Ramírez y Casado manifestaron, al mismo tiempo, la necesidad de que la administración destine más recursos. Indicaron, en este sentido, que al menos los dos principales hospitales de la región deberían disponer de unidades de urgencias de ictus y guardias de neurólogos de 24 horas, y debería formarse a los profesionales de urgencias y del 112: "Son mejoras que permitirían administrar el tratamiento lo antes posible, ganándole así terreno a esta devastadora enfermedad".