La víctima se enfrenta a dos muros: el qué dirán y el miedo a que no la crean. Y eso hace que muchas veces no denuncie o que, incluso, no sepa identificar una situación como delito. Por eso los datos solo reflejan una parte de la realidad, normalmente la más grave, pero detrás hay mucho más, infracciones que quedan impunes», insiste Elisa Barrientos, directora del Instituto de la Mujer en Extremadura (Imex). La agresión sexual que sufrió la semana pasada una mujer en Plasencia por parte de tres individuos mientras uno de ellos la grababa con un teléfono móvil ha hecho saltar las alarmas. La región apenas representa un 2% del cómputo total de este tipo de ataques que sufren las mujeres en España, pero eso no significa que el problema no esté presente -y de manera periódica- en Extremadura.

Según los datos que maneja el Ministerio del Interior (que tiene estadísticas anuales de 2010 a 2015), la comunidad registra una media de 3,5 agresiones sexuales cada mes. Y en una de cada tres de éstas, también hubo penetración. Otro de los datos llamativos es que el 23% de los hechos de los que tiene constancia la policía no quedan esclarecidos.

ENTRE 18 Y 30 AÑOS / El perfil más común son mujeres de entre 18 y 30 años, aunque también hay casos de menores de edad agredidas sexualmente. En cuanto a los detenidos e investigados, la franja de edad más común es igualmente entre los 18 y los 30. Pero son reseñables además los registrados entre los 31 y los 40.

Si se analizan los datos por provincias, la de Badajoz duplica en denuncias, víctimas y hechos constatados a la Cáceres.

Lo que no recogen las cifras del Ministerio del Interior son las medidas cautelares que se imponen a los agresores cuando se detecta un caso. Los tres detenidos en Plasencia han sido puestos en libertad por el juez con la prohibición de comunicarse con la víctima y acercarse a ella a menos de cincuenta metros. Esa pequeña distancia ha provocado las críticas de los colectivos feministas que la consideran, a todas luces, insuficiente.

La directora del Imex manifiesta: «Yo no voy a poner en duda la decisión de un juez porque ya lo que nos quedaba era cargarnos la justicia, en la que confío plenamente. Pero es cierto que si las medidas cautelares son poco estrictas corremos el riesgo de que este hecho alimente aún más el muro al que se enfrenta una mujer que tiene que armarse de valor para ir a la policía. Si cree que tras dar el paso no va a estar suficientemente protegida, puede que al final no denuncie».