Numerosas instituciones extremeñas condenan hoy la violencia de la organización terrorista ETA y se suman a la memoria pública de las víctimas con motivo de la presentación en Mérida de la obra Hablan las víctimas, una visión íntima, promovida por el Parlamento de Guipúzcoa.

Al acto en la Asamblea regional asistieron el presidente de la cámara, Juan Ramón Ferreira; la presidenta de las Juntas Generales de Guipúzcoa, Rafaela Romero, y el presidente de la Asociación Extremeña de Víctimas del Terrorismo, Santiago Moriche, entre otros.

Esta publicación recoge los testimonios de ocho víctimas del terrorismo que fueron pronunciados el 1 de abril del pasado año durante el acto anual que realiza esta institución.

También han participado en la presentación dos de los autores de estos testimonios, Jorge Mota, hermano del funcionario de prisiones Ángel Mota, asesinado en 1990, y Pilar Elías, viuda de Ramón Baglieto, un industrial guipuzcoano asesinado por ETA en 1980.

El presidente de la Asamblea de Extremadura señala que este evento se constituye en "un honor y un deber ineludible con aquellos que han sido invisibles para una sociedad aterrada por ETA".

Para Ferreira, "Extremadura forma parte del mapa de la memoria de las víctimas" y destaca que las víctimas siempre encontrarán "apoyo en el corazón de los extremeños".

Por su parte, la presidenta de las Juntas Generales de Guipúzcoa, de orígenes extremeños, rechaza la complacencia de quienes "apoyan la violencia terrorista con sus presuntas vías democráticas" y les pide que decidan entre "las bombas y la política".

En su intervención, Moriche afirma que "los verdugos quieren publicidad y los terroristas matan por salir en la prensa" y destaca el papel del Estado de Derecho en la lucha contra el terrorismo.

Por otro lado, la viuda Ramón Baglieto denuncia "la indiferencia social vasca, emparentada a la cobardía de un pueblo narcotizado por el miedo desde hace mucho tiempo".

Mientras que "el asesino es tratado como un héroe y recibe homenajes públicos", la víctima es "repudiada, amenazada, insultada y apartada de la vida pública", sentencia Pilar Elías.