Ha pasado de enseñar su casa navideña a los emeritenses y a ciudadanos de cualquier parte de España a quedarse en la calle. José María Sanfélix, un conocido artista residente en la capital extremeña --autor cada año de un belén con más de 3.000 figuras-- debe dejar a las diez de la mañana, y por orden judicial, la vivienda que habita. La culpa, un error de la procuradora que le llevaba un pleito precisamente por la titularidad de la casa, que no presentó en el plazo fijado un recurso a la sentencia emitida por el juzgado de Mérida. Ese error hace que la sentencia sea firme. El juzgado ha emitido una providencia que le obliga a abandonar esta casa hoy mismo.

La historia es rocambolesca. Sanfélix acredita con documentos que el 13 de mayo de 1997 Arturo O. G., su pareja de hecho en ese momento, le vendió una finca de 1.750 metros cuadrados con vivienda edificada, piscina y varios departamentos para animales, situada en la urbanización El Vivero de Mérida, por 2,5 millones de pesetas. Cantidad "que recibe en este acto el vendedor a la firma de este contrato", según se recoge en el contrato de compraventa aportado por el artista, que va acompañado con la firma de dos testigos.

Sin embargo, su pareja fallece pocos meses después y entra en escena la familia del finado, y denuncia a Sanfélix acusándole de que Arturo O.G. nunca recibió ese dinero y, en consecuencia, reclamando la propiedad de la casa. El afectado insiste ahora en que a la juez que ha juzgado el caso "solo le importa saber dónde está el dinero que le dí a Arturo, pero yo qué se", y que "el contrato de compraventa no es legal, pero entonces por qué no lo impugnaron en su momento", se pregunta desesperado.

La desesperación se debe a la pérdida de su casa y a una "negligencia" de la procuradora que le representaba en este caso, que no presentó el recurso en los 30 días de plazo que marca la ley.

Omisión

Esa negligencia es tan palmaria que la sentencia emitida el pasado 23 de diciembre por el Juzgado emeritense da cuenta de esta circunstancia y en el punto cuarto de los fundamentos de derecho señala que "el procurador, por su negligencia, dejó de personarse, en representación del apelante, en el mencionado recurso de apelación, lo que determinó que fuera declarado desierto y firme la respectiva sentencia apelada de primera instancia, con los consiguientes perjuicios para los repetidos apelantes". Es más, señala que "con tal actuación omisiva no dio cumplimiento a su obligación de hacer cuanto conduzca a la defensa de su poderante".

La consecuencia es que JoséSanfélix debe dejar hoy su vivienda. Ayer protestó delante de la misma con varias pancartas en las que hace alusión a que su condición sexual ha determinado el fallo judicial. Pide "clemencia" y que se revise su caso.

El juicio que ha mantenido con la familia de su expareja le ha servido, al menos, para que se le reconozcan unos daños morales por los que recibirá 12.000 euros, cuando reclamaba más de 220.000 teniendo en cuenta el precio del valor de mercado de la finca. En todo caso, insiste en que no quiere el dinero:, "lo que quiero es mi casa".

Anoche esperaba la hora señalada para dejar su casa en la urbanización El Vivero. ´¿Adónde irá?´, le preguntamos. "Cogeré la maleta y me daré una vuelta por Mérida a ver si alguien me quiere ayudar", argumenta desolado.