Cinco años y cuatro días ha estado desaparecido el busto de Carlos V. Durante este tiempo se han barajado varias líneas de investigación encaminadas a dar con su paradero, sin que ninguna hayan dado resultados positivos. "Barajamos la posibilidad de que se encontrara incluso en el fondo del estanque. Espezamos a buscarle entre el cieno, pero al final desistimos por las dificultades que entrañaba esta operación", según indicó ayer el propio prior, fray Francisco de Andrés.

Por otra parte, dijo que el robo de la estatua carolina "nos dolió mucho, y nos llevó a hacer muchas elucubraciones", hasta que ahora amparándose en el secreto de confesión alguien lo ha devuelto a sus propietarios, amparándose en el secreto de confesión para que su personalidad no pueda ser revelada, ni su autoría denunciada antes las autoridades competentes.

Para llevarse el busto del pedestal donde permanecía desde el año 1958, el ladrón ahora arrepentido tuvo que saltar la pared de piedra que rodea las propiedades monacales, saliendo probablemente por la puerta principal que da acceso al cenobio, sin producir ruidos que pudieran alertar a los monjes de lo que estaba ocurriendo.