Hace un año anunció, y ayer lo recordó a este diario, que dejaba la vida pública, que acababa con su vida política. Pero el hecho de ser aún presidente regional del PSOE y haber presidido una constructora ha llevado a la actualidad, a ser noticia no exenta de polémica, a Federico Suárez Hurtado.

Su último alto cargo público fue el de presidente de la Asamblea de Extremadura, y el único político que aún mantiene, el de presidente regional de su partido, ya ha anunciado que lo dejará en el próximo congreso. Pero pese a ello, el hecho de que el que ha sido un profesional de la política durante más de 20 años, en los que ha ostentado diferentes altos cargos, fuera entre febrero y marzo pasado presidente de la constructora Econisa, y sea además socio de varias empresas audiovisuales, ha despertado duras críticas de otros partidos.

--¿Por qué asumió la presidencia de una constructora cuyos principales clientes son la Administración pública, como el Estado, la Junta, diputaciones, ayuntamientos...?

--Simplemente porque me lo pidió la familia de un amigo fallecido, un buen amigo personal desde hacía más de 25 años. Y al estar ya fuera de la vida pública, y no existir ningún tipo de incompatibilidad, consideré que debía hacerlo, al menos hasta que ellos pudieran colocar a otra persona en el Consejo de Administración, pues se trata de una empresa familiar. Por eso lo hice.

--Y cuando decidió hacerlo, ¿no pensó en lo que podría ocurrir, en que podría perjudicarle y dañar a su partido e incluso a la propia empresa?

--En absoluto. No pensé en ningún momento que pudiera ocurrir nada, pues, insisto, no existe incompatibilidad alguna.

--Y junto a su polémica presidencia de Econisa suman las críticas su participación en varias empresas, tres de ellas empresas audiovisuales que aspiran a canales de la TDT.

--Ya no estoy en ellas. En abril las dejé, pero no porque haya sido presidente de la Asamblea o sea presidente del PSOE, pues legalmente puedo hacerlo, no soy incompatible. Lo dejé porque debía hacerlo, porque el 1 de mayo entraba en vigor la nueva Ley de Contratos de las Administraciones Públicas y al ser mi mujer funcionaria, que no consejera, me hace incompatible para poder contratar con la Administración. Soy incompatible, que quede claro, solo porque mi mujer es funcionaria, no porque sea consejera o por haber sido yo el presidente de la Asamblea de Extremadura.

--Pero de esos ceses no se sabía nada hasta ahora, tras la polémica.

--No se ha sabido nada hasta que no han llegado al Registro Mercantil. Y es que aunque tras yo decidir darme de baja mis ceses se hicieron oficiales con fecha 4 de abril, hasta hace unos días no se ha cumplido el plazo legal y no han llegado al registro.

--¿Quiere decir, entonces, que en estos momentos Federico Suárez no forma parte ya de ninguna empresa?

--Así es. Yo en estos momentos no pertenezco a ningún consejo de administración de ninguna empresa, aunque desde el punto de vista legal y ético podría hacerlo, ya que yo no soy incompatible por haber sido presidente de la Asamblea de Extremadura. Puede ocurrirles a otros altos cargos durante un tiempo determinado, pero en mi caso no afecta ningún tipo de incompatibilidad. De hecho, según recoge la nueva Ley de Contratos de las Administraciones Públicas a la que antes he hecho referencia, yo podría tener participaciones de hasta un mínimo del 10%, que es lo legal, pero no tengo ni eso, por lo que no entiendo que tipo de persecución hay hacia mi persona sabiendo que estoy fuera de la vida pública.

--Pero aunque no le afecta ningún tipo de incompatibilidad por los cargos políticos que ha ocupado, lo es, según ha indicado, por su mujer.

--Incompatible no para formar parte de empresas, de sus consejos de administración, pero, insisto, por ser mi mujer funcionaria, no consejera, sí soy incompatible, y lo seré para toda la vida, para poder hacer contratos con la Administración. Y es por este hecho por lo que he dejado las empresas en las que estaba, para no perjudicarlas, no porque estuviera cometiendo ninguna irregularidad, algo que nunca he hecho.

--Ha dejado las empresas, ¿dejará también su cargo de presidente regional de su partido?

--Lo dejaré cuando dije que lo haría, en el congreso que el partido celebrará en junio. Cuando yo anuncié que me iba, dije que me iba de la vida pública para intentar hacer otro tipo de actividad, entre otras cosas para hacerme ver a mí mismo si era capaz de hacer otras cosas al margen de la política, pero parece que hay gente que no está dispuesta a dejarme vivir en paz.

--¿Y tiene decidido qué hará?

--Aún tengo que pensarlo y, además, con mucho cuidado.

--Se le ve un poco molesto.

--No es que esté molesto, es que no entiendo que se tenga que jugar con mi nombre, que no se deje vivir en paz a una persona que tras más de veinte años en política, que no es poco, decide acabar con su vida pública. Si no hay ninguna ilegalidad en mis acciones, al menos que me dejen tranquilo de una vez, que me dejen tener mi vida y mi trabajo como a cualquier otro ciudadano, que yo ya no vivo de la política, no me dedico ya a la política ni pienso en el futuro dedicarme más a la política.

--¿Ve quizás una persecución o ataque personal?

--Es que si no es así no lo entiendo, a no ser que haya otro tipo de intereses, económicos o empresariales, sobre todo por el tema de las televisiones. Pero que estén todos tranquilos, pues ya no estoy en esas empresas, pero es que además a mí no me pueden dar ninguna televisión porque me incompatibiliza el hecho de que mi mujer es funcionaria.