Veinte de diciembre de 1982. Juan Carlos Rodríguez Ibarra, candidato del PSOE, resulta elegido presidente de la Junta Regional de Extremadura con el respaldo de dos miembros de la Unión de Centro Democrático (UCD), dos meses después del desembarco de Felipe en La Moncloa. La crisis abierta en el centrismo extremeño, tras la dimisión de Manuel Bermejo como presidente, permitió a Ibarra derrotar al candidato de la UCD y presidente en funciones, Juan Bazaga, por trece votos frente a once.

El apoyo ofrecido por Juan Gordillo Garlito y Agustín Areitio posibilitó a Ibarra convertirse en el tercer presidente de la junta preautonómica. Desde entonces, el mandatario socialista ha ocupado la Presidencia de la Junta de Extremadura de forma ininterrumpida durante cinco legislaturas, en cuatro de las cuales gozó de mayoría absoluta.

A pesar de que Bazaga contaba con el respaldo del Grupo Popular, la votación final sorprendió a la mayoría de los miembros del equipo de Gobierno preautonómico. Los votos en contra del candidato de la UCD fueron considerados como un gesto de traición hacía esta formación. "Hoy UCD no ha existido como partido, aunque conserve el nombre", llegó a señalar Vicente Sánchez Cuadrado, entonces consejero de Obras Públicas y Urbanismo y hoy senador del PP por la comunidad autónoma. La marginación mostrada por algunos consejeros con respecto a los miembros de la UCD fue el argumento empleado por los dos transfugas para decantar su voto en favor del candidato del PSOE.

El nuevo presidente extremeño había iniciado su actividad política a finales de los años 70. Había concurrido a las elecciones generales de 1977 en las listas del PSOE por Badajoz, en las que resultó elegido diputado. Con posterioridad participó activamente en el proceso preautonómico de Extremadura formando parte como consejero de Sanidad y Seguridad Social del primer Gobierno preautonómico durante dos años.

En 1979 era elegido secretario general del PSOE de Badajoz, coincidiendo con su presentación a las elecciones generales del 1 de marzo, en las que fue reelegido diputado por Badajoz. En el Congreso fue vicepresidente segundo en las Comisiones de Educación y Ciencia y de Presidencia del Gobierno.

UNA NUEVA ETAPA

Con la llegada de los socialistas a la Junta Regional se iniciaba una nueva etapa en Extremadura. La primera gran medida que tomó Rodríguez Ibarra al frente de la Junta Regional fue la elaboración de la Ley del Estatuto de Autonomía, la norma marco sobre la que desarrollar la Extremadura que quería para el futuro. La ley fue aprobada en febrero de 1983 y sólo unos días después, el 5 de marzo, Ibarra y Pablo Castellanos eran nombrados presidente de la Junta de Extremadura y de la Asamblea Provisional de Extremadura, respectivamente.

Cuarenta y ocho horas después de su nombramiento, el nuevo dirigente autonómico presentó en Badajoz el que sería primer Consejo de Gobierno en el que José Antonio Jiménez fue designado vicepresidente de Economía y Desarrollo, Eugenio Alvarez viceconsejero de Industria y Energía, Manuel Veiga como consejero de Presidencia, Enrique Ballesteros al frente de Agricultura, María de los Angeles Bujanda como consejera de Emigración y Acción Social, Francisco España en la Consejería de Educación, Cultura, Deporte y Patrimonio, Eugenio Simón en Turismo y Transportes y Alfredo Gimeno al frente de la cartera de Sanidad y Consumo.

De acuerdo con esta composición, la provincia de Cáceres conseguía tres consejerías en el nuevo proyecto regional aunque el primer presidente autonómico ya había mostrado su predisposición por acabar con los provincialismos y gobernar desde Mérida como capital de la comunidad extremeña.

Un mes después se celebraron los primeros comicios a la Asamblea de Extremadura donde los socialistas obtuvieron su primera mayoría absoluta con un 53% de los votos y la representación en 35 escaños del Parlamento, cuyoprimer presidente fue Antonio Vázquez.Desde entonces, su trayectoria ha venido marcada con una meteórica carrera que ha llevado a Rodríguez Ibarra a convertirse en uno de los referentes políticos a nivel nacional. En 1988 fue elegido primer secretario general regional del partido y tres años más tarde estuvo al lado de Alfonso Guerra cuando anunció, en Cáceres, su renuncia a la vicepresidencia del Gobierno. En parte su tono reivindicativo y de enfrentamiento con las comunidades más ricas para conseguir una equiparación de Extremadura con las mismas, le llevó a ganar más peso en el seno de su partido donde fue elegido miembro de la Ejecutiva Federal en 1994. Ese mismo año es nombrado vicepresidente del Comité de las Regiones de la Unión Europea.Después de dos décadas dedicado a la política de lleno, ahora con Rodríguez Zapatero como jefe, Ibarra ha anunciado en más de una ocasión su intención de abandonar el cargo, algo que siempre ha visto frenado por las bases de su partido. "Mantiene intactas sus ilusiones de trabajo por Extremadura", aseguran en el partido aunque en la oposición urga en la ausencia de un recambio para este profesor universitario que en enero cumplirá 55 años.