--¿Qué supone para Extremadura contar un centro de rehabilitación neurológica ?

--Es una noticia muy positiva. Será una pieza importante para mejorar la calidad de vida de los pacientes con daño cerebral adquirido (DCA), pero no la única. Es un paso muy ambicioso ya que hoy, la rehabilitación de este solo puede entenderse desde la especialización.

--Había entonces carencias...

--Por supuesto. Pero no solo Extremadura, sino en la mayoría de las comunidades. El sistema actual ha conseguido grandes logros, pero también tiene grandes carencias. Se ha centrado demasiado en las enfermedades de gran riesgo vital y ahora le toca el turno a las que son causa de gran dependiencia.

--El nuevo centro tendrá 100 camas. ¿Pocas para toda la región?

--No, están ajustadas a la incidencia anual de los casos de DCA. Hay que tener en cuenta que será un punto de apoyo para los casos más graves. La idea es trabajar en red con los ambulatorios porque si no se hace así, no sería suficiente ni con 100 camas ni con muchas más.

--¿Dónde quedan las familias?

--Las familias juegan un papel importantísimo. Tienen que entender la nueva situación, asumir el golpe, y también servir de poyo y ayuda al tratamiento aunque con cuidado, porque puede darse el caso de que creyendo que hacen un bien al paciente (por ejemplo, obligándole a levantarse) en realidad retrasan el tratamiento y crean malos hábitos.

--Pero una persona con DCA ya nunca será la misma...

--Está claro que nada es igual y tienen que aprender a plantearse nuevas metas. Los programas de inserción laboral y social son fundamentales para conseguirlo.